Los búnkers son la última herencia de la Segunda Guerra Mundial, pero son un patrimonio inmobiliario que para el gobierno local solo produce gastos que ya no pueden costear.
En Berlín, Alemania, durante la Segunda Guerra Mundial fueron construidos cientos de búnkers para proteger a los miembros del partido nazi y a militares de alto rango de los ataques de los aliados, hoy, en manos del estado, muchos de ellos fueron convertidos en museos y galerías de arte.
Los búnkers son la última herencia de la Segunda Guerra Mundial, pero son un patrimonio inmobiliario que para el gobierno local solo produce gastos que ya no pueden costear.
Están a la venta porque no son demasiado caros. En Berlín hay un promedio de 1200 búnker que se pueden comprar a un precio base de 5 mil euros.
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