Una dieta extrema puede hacer que termines con más peso de cuando empezaste a restringirte de comer. Conoce cómo evitar el llamado efecto rebote.
Liliana estaba con un par de kilos demás luego del viaje que hizo a Argentina, las parrillas y las papas fritas le pasaron factura. Su exceso de peso hizo que ella decidiera hacer una dieta extrema e incluso pensó que le vendría bien un semiayuno (solo se ingiere agua por tramos de más de 12 horas). Nadie le había advertido del llamado efecto rebote.
La joven de 30 años quería caber de nuevo en sus pantalones a la cintura favoritos, no sabía que su cerebro entendía la privación de alimento como un "estado de emergencia". El hipotálamo había dado órdenes para que se inicie un mecanismo de adaptación en respuesta a ese periodo de "hambruna".
Con mucho fuerza de voluntad, Liliana había resistido toda una semana de ensaladas de lechuga y tomate con sorbos de agua que la mantenían en pie. Pero decidió parar, no pudo más, pensaba que había regresado a su talla original.
"Cuando se hace una privación drástica de alimento, el hipotálamo hace que todo el proceso del cuerpo sea bastante más lento para lograr un ahorro de energía. Cuando la persona deja esta dieta, el organismo reacciona y quiere capturar energía, asimila más y estimula el apetito para suplir sus necesidades. Entonces se recupera el peso perdido e incluso más de lo que se tenía antes. Ese es el efecto rebote", explica la nutricionista Sara Abu Sabbah.
Liliana pudo evitarse tantas privaciones. La especialista explica que hacer un recorte drástico de alimentación frente a hacer una dieta con comida balanceada, no representa una ventaja comparativa en cuanto a la pérdida de peso. "Es mejor tener una alimentación variada, asesorada por el especialista en nutrición, que es quien enseña qué cantidades comer, con qué frecuencia de consumo y qué alimentos son los adecuados".
Abu Sabbah nos explica algunas pautas que podemos tomar en cuenta para bajar de peso saludablemente, sin arriesgarnos al efecto rebote:
1. Nunca hagas dietas extremas. "Aún cuando pueda parecer saludable para tus hábitos, un cambio muy drástico no es conveniente".
2. Gradualmente recupera las ingestas de comida. "Incorpora alimentos de fácil digestión, no pesados o copiosos como los guisos, el ají de gallina o el seco. Es mejor una porción de ensalada, un salteado de verduras o un guiso de vegetales acompañado por carne baja en grasa y una guarnición de papa, arroz, quinua o menestras. No nos olvidemos de las frutas que tienen vitaminas, minerales y fibra que ayudan a sostenernos hasta la siguiente comida. El agua es la mejor alternativa o los líquidos naturales libres de azúcar".
3. Aprende a comer sanamente, para no tener que vivir haciendo dietas. El especialista en nutrición puede enseñarte a lograrlo y evitar el efecto rebote.
Ten en cuenta que si estás haciendo una dieta extrema, eres propenso a perder masa muscular y quienes son más sensibles a los cambios metabólicos, presentan dolor de cabeza, confusión, mareos, irritabilidad y mal humor. "Uno puede entrar en un estado de hipoglucemia, la persona puede desmayarse. La restricción alimenticia es de sumo cuidado", advierte la nutricionista.
Abu Sabbah recuerda que el efecto rebote no solo está relacionado a la subida brusca de peso, también podría provocar un hígado graso.
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