El buen sentido del humor no soluciona los problemas, pero contribuye en tener una mejor visión para buscar una solución.
¿Quién no ha quedado en alguna ocasión con un amigo para compartir un problema y, de manera casi mágica, después de reírnos un rato sobre ese problema o sobre otros temas, nos hemos ido a casa aliviados, sintiendo que la carga pesaba menos y que el problema no era tan importante? Si miramos el hecho de forma objetiva ¿ha cambiado la situación? No. Has cambiado tú. Ha cambiado tu manera de interpretar dicha situación. Has logrado pasar de una visión catastrófica (casi siempre exagerada por ti mismo) a una visión más relativa de lo que te sucede.
Puede que lo que te suceda sea importante para ti, no se trata de invalidar o cuestionar eso, sino de lograr entender que no es tan grave. Importancia no siempre significa gravedad. De la misma manera que “yo sienta que es horrible” no significa que lo sea, eso es solo tu percepción en ese momento de esa situación.
A ese proceso por el cual validamos nuestra emoción como si fuese una prueba irrefutable de la realidad de las cosas, se le llama “racionamiento emocional” y hay que aprender a cuestionarlo, a entender que uno puede sentir algo, pero que lo sienta no lo convierte en algo real, si no te ves capaz, debes entrenarte y desarrollar esta capacidad de “racionamiento mental”, que es una capacidad mental y se ejercita. Si no puedes solo, busca ayuda y ponte en manos de profesionales en Salud Mental.
Un ejercicio que propongo en terapia es recordar un suceso que en un momento de nuestra vida creímos que era horrible ¿cómo lo valoramos ahora? Es común encontrarme a personas que relatan ciertos acontecimientos, que en su momento consideraron importantes y horribles, riéndose de los mismos.
Nuevamente y de manera objetiva el suceso es el mismo (si te dejó tu pareja, ese hecho no se ha transformado) simplemente el tiempo te ha demostrado que no era tan grave, que has podido continuar teniendo una vida satisfactoria y realizando otras metas personales. Has podido comprobar cuán irracional era tu reacción ante dicho suceso.
Cuando uno logra aplicar ese método con los acontecimientos presentes, descubre una nueva manera de enfrentarse a los mismos. Ser capaz de reírse de ciertas creencias irracionales, de ciertas conductas absurdas, complejos, decepciones, críticas, fracasos, errores, es excelente para sentirse mejor, está garantizado.
Gran parte de la perturbación emocional de las personas es tomarse todo con demasiada seriedad y qué agotador resulta tomarnos todo tan en serio, a nosotros mismos, a los demás, a la vida, al pasado, al futuro, etc. Es un acto muy elevado y humilde de un ser humano el tener la capacidad de reírse de sí mismo y de aquello que va aconteciéndole, y que inevitablemente, para bien o para mal, pasará.
El sentido del humor es un protector natural de la salud frente al malestar que produce la preocupación y aquí radica su importancia como recurso en la solución de problemas. Cuando uno logra reírse de algo que le ha ocurrido o que le preocupa, ese “algo” ha perdido un poco de poder sobre él y por el contrario la persona recupera su poder en ese mismo instante.
La vida es corta, nada es tan importante y prácticamente todo es relativo. Busca ese lado cómico e irónico de aquello que te perturba y verás cómo se transforma, pruébalo te aseguro que funciona. Te propongo un reto, ríe cada día un poco más, colócate esto como una práctica diaria. Solo practicando conseguirás resultados. Además, cuando uno le sonríe a la vida, ella también le sonríe. ¡Pruébalo ¡
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