Cuando nuestro 'lugar seguro' se destruye o se pierde por algún evento traumático, como un desastre natural, la persona atraviesa por un desequilibrio emocional.
Cuerpo y Alma
Estrés postraumático
Los estragos de un desastre natural representan un alto estrés para el ser humano, se cuentan como experiencias traumáticas que llegan a desestabilizar emocionalmente. ¿Por qué un huaico puede acabar con la seguridad de los damnificados?
A diferencia de un asalto, en que hay a quien culpar o podemos exigir justicia, cuando la naturaleza es la que golpea, la persona que sufre la pérdida de sus bienes materiales no tiene a quién acusar, entonces se culpa, se daña su confianza en sí misma, y es difícil recuperar la esperanza.
Vivencia de desamparo
Según explica el psiquiatra peruano Humberto Castillo, los damnificados que lo pierden todo, experimentan algo que va más allá de una afectación económica, pues "la casa es como el útero de la madre", es su espacio de mayor seguridad.
"Los seres humanos construimos un 'lugar seguro', cuando este se destruye es como si nos quitaran la seguridad básica".
Alguien que lo ha perdido todo en una catástrofe de la naturaleza, siente que le 'movieron el piso', tendrá que empezar de cero. Pero si ha vivido eventos traumáticos durante la infancia, es más probable que se activen cuadros depresivos o angustias latentes, señala el experto.
Hay que estar atentos."Con el desastre creerá que se confirma que siempre le va mal, que nada le sale bien y va a vivir sin esperanza e ilusion de salir adelante".
Estrés postraumático
La víctima también puede caer en este trastorno, que ocurre luego de haber vivido o presenciado un acontecimiento peligroso que ha amenazado su integridad física. Este cuadro clínico se manifiesta con un desorden del sueño, recuerdo recurrente del acontecimiento (flashback), ansiedad, estrés y miedo.
En este caso se necesita ayuda especializada, medicación antidepresiva y ayuda terapéutica.
Respuesta adaptativa
Se espera que en cualquiera de las dos situaciones antes descritas, la persona alcance un nivel emocional estable luego que hayan pasado 15 días de la situación traumática, debería dar señales de aceptación. "La persona asume que ocurrió un accidente, que no es un castigo, sino un fenómeno natural. Con dificultad, pero puede salir adelante".
Las personas más sensibles, que cargan con experiencias dolorosas previas, llevan un proceso más lento de recuperación. Pueden tardar de 6 meses a más para encausar su estado emocional.
Recuperar la confianza
Ayudan mucho los actos solidarios, la actitud empática de otros y vivir comunitariamente la pena. "La preocupación de las autoridades, similar a sentir que un padre se hace cargo, también contribuye en reestructurar nuestro mundo emocional".
La escucha y la conversación suman en la recuperación. Y en el caso de los niños, es importante la actitud que ellos perciben de sus padres. "Necesitan elaborar el trauma y expresarlo, los más grandes lo hacen hablando, los más pequeños lo hacen a través del juego o el llanto".
Exposición al peligro
Cuando retorna el equilibrio emocional es importante sacar las lecciones aprendidas. En el caso de las personas que habitan en zonas de riesgo, podrían tomar medidas preventivas para evitar nuevamente ser víctimas de los embates de la naturaleza.
Sin embargo, explica el psiquiatra del Instituto Nacional de Salud Mental (INSM), "el riesgo es parte de la vida" y los seres humanos muchas veces actuamos de forma intuitiva sin medir el peligro real o porque calculamos mal el costo-beneficio.
Según el especialista, ayuda que la persona tenga acceso a información certera, porque siempre necesitamos de la razón y creer en las fuentes oficiales. Por ejemplo, tomar por cierto los pronósticos del clima y la proximidad de temporal de lluvias, haría que la gente se prepare y evite tomar riesgos.
Comparte esta noticia