En medicina se enseña cómo llegar a un diagnóstico clínico de muerte. Hay casos reales de personas que han sido enterradas vivas, y en torno a ello existe un miedo ancestral.
Salud
Muerte
Si creíamos que declarar la muerte de una persona era la labor más obvia y básica de un médico, nos equivocamos. En este proceso, se pueden cometer errores, de allí que exista un miedo ancestral a ser enterrado vivo.
George Washington, el primer presidente de los Estados Unidos (EE.UU.), pidió que pasen dos días antes de que su cuerpo sea sepultado, finalmente pasaron cuatro días, hasta que sus restos por fin fueron puestos bajo tierra.
En Tingo María, el peruano Watson Franklin Mandujano Doroteo (24) era velado en su casa, cuando sus familiares observaron que aún respiraba. La razón de su aparente muerte, fue por un exceso de anestesia. De todas formas, el hombre no logró sobrevivir.
Elmer Huerta, asesor médico de RPP Noticias, explica que en la carrera de medicina humana se enseñan las pautas que rigen un diagnóstico clínico de muerte, es decir, cuando la persona ya no tiene ninguna relación con el medioambiente y no respira ni presenta reflejos del tronco cerebral.
"El médico debe permanecer de 5 a 10 minutos junto al paciente, para asegurarse que ya no respira. A veces hay una confusión por analgésicos y sedantes, que producen respiraciones muy espaciadas que pueden confundirse con un paro respiratorio".
Ante la falta de oxígeno, el corazón se detiene y ya no se producen latidos cardíacos. Pero no basta con eso, el especialista debe hacer un examen neurológico al paciente, para corroborar que no hay reflejos del tronco cerebral. "Las pupilas no reaccionan con la luz, el ojo no sigue el movimiento, ni los cierra, aunque se coloque algo en la córnea del paciente", dice Huerta.
Cuando se ha comprobado que no hay respiración ni latidos, además de que no existen reflejos, recién se puede declarar la muerte de una persona.
Huerta aclara que la muerte se diagnostica clínicamente. La opción de un electroencefalograma, que dirá si hay o no ondas eléctricas cerebrales, es excepcional, y se hace solo cuando se va a proceder con la donación de órganos.
Comparte esta noticia