Obesidad, sedentarismo, malos hábitos de alimentación, falta de controles médicos y alteraciones en la medicación producto de la pandemia de la COVID-19, aumentarían el número de casos de personas con diabetes.
La diabetes se convirtió en una amenaza para la salud mundial, no respeta edad, estado socioeconómico ni fronteras. Las personas que la padecen están en riesgo de desarrollar complicaciones graves como ceguera, insuficiencia renal, infarto al miocardio, accidente cerebrovascular y amputación de los miembros inferiores que podrían provocarles muchas complicaciones e incluso la muerte.
Sin embargo, pese a estas consecuencias el número de personas con la enfermedad tiende a incrementarse, no hay educación en la población sobre lo que es este padecimiento, hay un desapego a los tratamientos por parte de los pacientes y el confinamiento producto de la COVID-19, está impulsando malos hábitos que podrían ser perjudiciales para la población, sobre todo en el control de peso.
Olga Zhiganova, Gerente Médico de Diabetes de Sanofi en Perú comentó que es importante, y máxime en tiempos de pandemia, que la población se incline por una dieta saludable, por incrementar la actividad física regular, el mantenimiento de un peso corporal normal, evitar el consumo de tabaco, de azúcar y grasas saturadas, además de la constante y controlada medicación, así como someterse a los exámenes periódicos para detectar y tratar las complicaciones.
“La diabetes es una enfermedad que se puede tratar o inclusive evitar tomando las medidas adecuadas, sin embargo, nos preocupa que algunas personas que la sufren u otras que podrían desarrollarla, no están siguiendo las recomendaciones y están poniendo en riesgo su salud”, resaltó la Gerente Médico de Diabetes de Sanofi en Perú.
Este mal crónico aparece cuando el páncreas no origina insulina suficiente o cuando el organismo no utiliza eficazmente la insulina que produce. La insulina es una hormona que regula el azúcar en la sangre. El efecto de la diabetes no controlada es la hiperglucemia (aumento del azúcar en la sangre) que, con el tiempo, daña gravemente muchos órganos y sistemas, especialmente los nervios y los vasos sanguíneos.
Datos de la Federación Internacional de la Diabetes (FID) destacan que en el 2019 en el mundo había 463 millones de personas con diabetes, sin embargo, se estima que, de no controlarse, al menos 578 millones de personas (10,2% de la población) tendrán diabetes para el año 2030 y para el 2045 se podría alcanzar los 700 millones (10,9%).
El número de personas con diabetes aumentó de 246 millones en 2007 a 463 millones en 2019, mientras que la prevalencia mundial de la enfermedad en adultos (mayores de 18 años) creció del 4,7% en 1980 a 9,3% en 2019, es decir es un padecimiento que actualmente también está afectando a una población cada vez más joven, siendo los países de ingresos medianos y bajos quienes tienen mayor número de casos.
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