La Organización Mundial de la Salud considera que el desgaste profesional es un “fenómeno vinculado al trabajo” y no como una condición médica.
Es cada vez más frecuente en profesionales de la salud, periodistas y personas con diversos oficios y profesiones. La Organización Mundial de la Salud (OMS) considera que el desgaste profesional, comúnmente conocido como “burn-out”, es un “fenómeno vinculado al trabajo” y no una enfermedad. Es así que el desgaste profesional fue incorporado en su Clasificación Internacional de Enfermedades que se utiliza para establecer tendencias y estadísticas sanitarias que afectan la salud de los seres humanos.
Para esclarecer la naturaleza de este fenómeno, la OMS precisó que estaba incluido en una clasificación precedente bajo el capítulo “Factores que influyen el estado de salud”.Es decir, no era una enfermedad en sí, sino una condición relacionada al trabajo y que afecta a un gran número de personas en el mundo.
“La inclusión en ese capítulo significa precisamente que el desgaste profesional no está conceptualizado como una condición médica sino más bien como un fenómeno vinculado al trabajo”, apuntó en un comunicado enviado a los medios.Además, precisó que la única definición de desgaste profesional “fue modificada a raíz de las investigaciones actuales”.
El desgaste profesional fue descrito como “un síndrome [...] resultante de un estrés crónico en el trabajo que no fue gestionado con éxito” y que se caracteriza por tres elementos: “una sensación de agotamiento”, “cinismo o sentimientos negativos relacionados con su trabajo” y una “eficacia profesional reducida”.
El registro de la OMS precisa que el desgaste profesional “se refiere específicamente a fenómenos relativos al contexto profesional y no debe utilizarse para describir experiencias en otros ámbitos de la vida”.
La nueva clasificación, llamada CIP-11, publicada el año pasado, fue adoptada durante la edición de este año de la Asamblea Mundial, la número 72, y entrará en vigor el 1 de enero de 2022. La lista, confeccionada por la OMS, se basa en las conclusiones de expertos médicos de todo el mundo.
La Clasificación de Enfermedades de la OMS proporciona un lenguaje común que facilita el intercambio de informaciones sanitarias entre los profesionales de la salud de todo el mundo.
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