Infantes sobreprotegidos pueden volverse adultos con adicciones
Muchos padres piensan que cuanto más protegen a sus hijos, más seguros se encontrarán estos y menos riesgos podrán sufrir. También hay padres que tienden a ayudar en exceso a sus hijos, llegando a asumir responsabilidades que les corresponderían a sus vástagos. Ambas actitudes son sumamente perjudiciales para los niños, asegura el terapeuta Ricarte Cortéz.
El conductor del programa radial “Siempre en Casa” explicó que al sobreproteger a los hijos se impide que éstos adquieran las habilidades que necesitan para desenvolverse en la vida. “No desarrollan las destrezas necesarias. Cuando la mamá o el papá no está sienten frustración, miedo de hacer cualquier cosa, no saben actuar”.
Cortez explica que existen casos de niños de 3 o 4 años que tienen serias dificultades para hablar, debido a que no se le ha presentado la oportunidad de superar retos que lo obliguen a emitir palabras, debido a que ante cualquier gemido o llanto obtienen todo lo que necesitan.
Asimismo la sobreprotección afecta otras áreas de la socialización del niño, la cual es dictada por la manera en la que uno se socializa con su mundo. “Mi mundo es mi mamá, yo lloro y mi mamá me da de todo. Cuando mi mamá me lleva al nido, no hay nadie que me de todo lo que quiero. Según mi temperamento me puedo volver o muy hostil o muy huraño, me aíslo porque entiendo que hay algo mal acá”, indicó el terapeuta familiar.
Con el tiempo, el niño se frustra con la incapacidad del mundo por darle lo que quiere. “Me molesto con mi mamá porque me ha engañado. Me dijo que el mundo tenía que darme todo lo que yo quería, y eso era mentira”, acotó Ricarte.
La sobreprotección termina ocasionando niños deprimidos o muy rebeldes. “Si esto se perpetúa, da lugar a adolescentes y adultos con un grave riesgo de caer en rutas que le permita rechazar la realidad que no les gusta, tales como el consumo de alcohol y drogas”, advirtió el terapeuta sistémico.
Asimismo, con el tiempo se ocasiona una mutua dependencia entre el hijo y el padre. “La sobreprotección demanda un hijo sobreprotegido y un padre sobreprotector. Esta mamá o papá solo se dedica a sobreproteger a su vástago, no tiene tiempo de hacer otra cosa que lo realice como persona. El hijo no puede crecer, desarrollarse ni irse, porque el padre se quedaría solo. Se genera una jaula donde ambas personas se quedan solas”, finalizó Cortez.
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