En relación a las clases virtuales y para el desarrollo de los niños, es importante ir incrementado el sentido de autonomía, pero los adultos debemos establecer límites seguros.
Muchos padres se sienten casi agotados tras un año de pandemia con clases virtuales. “No quiere hacer la tarea”, “no se conecta a la clase” y el muy famoso “apagó el micrófono y/o la cámara”, ya son parte del lenguaje de todos los días. Sabiendo que posiblemente aún nos faltan algunos meses de clases virtuales o por lo menos híbridas, Maple Bear analizó las mejores prácticas y rescató dos recomendaciones que han tenido éxito para las familias alrededor del mundo:
Descubre el porqué del desinterés
Cuestiona al pequeño/a sobre cómo se siente con relación a las clases virtuales y por qué no está haciendo los deberes. Saber cómo se sienten nuestros hijos es muy importante. Tal vez ya domina esa habilidad, y la tarea entonces le parece repetitiva, fácil y/o aburrida. De ser así, platica con el profesor y pídele que le den tareas más desafiantes y enriquecedoras.
Por el contrario, tal vez el menor encuentra la tarea demasiado difícil, lo cual es un problema bastante común, debido a la falta de colaboración directa entre profesores y alumnos. Si ese es el caso, pide hablar con la maestra y solicita alguna sesión adicional de asesoría. No es necesario que sea larga. A veces unos pocos minutos de enseñanza individual hacen maravillas.
También puede ser que, simplemente, ya está cansado del entorno virtual. Pregúntale por qué cree que estamos estudiando en este modelo virtual y refuerza la necesidad de protección y de la necesidad de utilizar adecuadamente nuestro tiempo y recursos digitales. Para esto no hay más solución que brindarle mucho apoyo durante las clases virtuales. De ser posible, uno de los papás debe escuchar la lección y estar listo para ayudar al pequeño a hacer las tareas. Sin embargo, es importante que la escuela esté al tanto de la situación para brindar apoyo también.
Evita luchas de poder
No es el momento de pelear, sino de compartir sentimientos y reforzar los vínculos de amor. He aquí algunas estrategias que pueden utilizar los papás para evitar confrontaciones:
- Ayúdales a entender la importancia de la educación: habla con tranquilidad y de acuerdo con su nivel de desarrollo, acerca de “por qué tenemos que hacer esto”, sin amenazas.
- Una estrategia eficiente es aplicar el sistema “primero hacemos esto y luego esto otro”: “primero completas tus tareas (bien) y luego puedes … (algo que el niño quiera hacer)”. O bien, “primero, trabaja tú por 15 minutos, luego tomas un descanso para brincar/comer algo/ver televisión durante 5 minutos; luego otros 15 minutos de trabajo con mi ayuda”. Recuerda que cuanto más joven es el niño, menor es el tiempo en que puede concentrarse en una sola tarea. Es muy importante respetar eso al planificar actividades del día.
- Anticipa las transiciones a los periodos de trabajo escolar con tiempo. Muéstrale en la agenda del día o con el reloj y utiliza lenguaje positivo. Por ejemplo: “en cinco minutos es hora de hacer la tarea, después podemos salir a dar un paseo/ir en bici/etc.” Usa una agenda física con palomitas que le permita al niño visualizar la rutina diaria, los tiempos y actividades. Puede ser tan sencillo como una cartulina pegada en la pared.
- Dale un tiempo de espera. Si el niño no coopera, algo pasa con él/ella; no importa que tan ilógico o impulsivamente esté actuando, valida lo que está pensando, haciendo y sintiendo. Usar preguntas equivalentes a “¿por qué estás siendo tan terca?” no resultará efectivo, ya que no te dará una respuesta lógica. Al contrario, reconoce sus sentimientos y empatiza con ellos, luego espera e intenta entender las razones. Mantente firme en tus límites, pero con calma. No utilices amenazas, ni castigos. En lugar de eso, sé comprensivo y utiliza ejemplos. “Todos necesitamos una buena educación. Empecemos a hacer tu tarea juntos. ¿Qué crees que puedes hacer primero?”
- Muy importante, eso no implica un soborno tipo “si haces esto, te doy un helado”. El soborno con recompensa enseña la lección equivocada. Esto se trata de darle un poco de control y permitirle tomar ciertas decisiones acordes a su nivel de desarrollo. También es importante no hacer las cosas a la fuerza; agarrar al niño del brazo y llevarlo al escritorio tampoco está enseñando la lección correcta.
Para el desarrollo de los niños, es importante ir incrementado el sentido de autonomía, pero los adultos debemos establecer límites seguros.
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