La psicóloga Pilar Rodríguez, en diálogo con RPP, exploró algunas estrategias para fijar metas alcanzables sin caer en la trampa de la sobrecarga de expectativas.
Vivir bien
La clave está en establecer propósitos de mediano a largo plazo que nos permitan avanzar de manera organizada
El inicio de un nuevo año siempre es una oportunidad para renovarnos y replantearnos nuestros objetivos. Sin embargo, muchas veces nos encontramos con metas demasiado ambiciosas o poco factibles, lo que puede generar frustración cuando no se alcanzan. Establecer metas alcanzables es clave para mantener la motivación y asegurar que podamos avanzar de manera efectiva hacia lo que realmente deseamos lograr.
En esta nota, la psicóloga Pilar Rodríguez explora algunas estrategias para fijar metas alcanzables sin caer en la trampa de la sobrecarga de expectativas.
De acuerdo con la especialista, es crucial preguntarnos si las metas que nos hemos propuesto en el año son realmente alcanzables y si hemos priorizado las más importantes. Cuando nos imponemos demasiados objetivos es fácil caer en la trampa de la saturación y el desbordamiento de expectativas, lo que suele llevar a no cumplir ninguno.
La clave está en establecer propósitos de mediano a largo plazo que nos permitan avanzar de manera organizada. Alcanzar estas metas graduales nos brinda la energía y el entusiasmo necesarios para seguir persiguiendo otros logros. Adoptar un enfoque más "minimalista" en cuanto a metas puede ser la clave para sentirnos capaces y motivados para seguir adelante.
"Cuando las personas nos planteamos muchas metas o cuando nos desbordamos en expectativas, lo que suele suceder es que no cumplimos ninguna porque nos abrumamos de demasiados deseos. Entonces, lo que conviene aquí es marcarnos propósitos a la vez, propósitos cortos de mediano a largo plazo. Eso va a permitir organizarnos y, sobre todo, va a permitir validarnos que vamos logrando metas", indica Rodríguez.
Vivir bien
Hay que priorizar y concentrarnos en la meta más relevante, dejando las otras como metas a largo plazo
Si adoptamos una mirada generosa sobre nuestros propios esfuerzos, es más probable que desarrollemos un pensamiento positivo y optimista acerca de nuestras metas. Ser generosos con nosotros mismos y con nuestros deseos nos proporciona la energía necesaria para alcanzar lo que nos proponemos.
Lo más recomendable es establecer metas a corto plazo y considerar el impacto que cada una tendrá en nuestra vida personal. Tras evaluar esto, es importante determinar cuál de esos impactos tendrá un efecto más significativo. A partir de ahí, podremos priorizar y concentrarnos en la meta más relevante, dejando las otras como metas a largo plazo.
Si no seguimos este enfoque, es probable que nos frustremos y no logremos cumplir ninguna de nuestras metas, lo que puede llevar a pensamientos negativos y abrumadores. Por eso, es importante adoptar una perspectiva generosa sobre nuestros logros, por pequeños que sean, y seguir adelante con confianza en cada paso que damos.
Es importante comprender que cumplir una meta está lleno de ilusiones, expectativas y mucha motivación. Sin embargo, esta es solo la cara bonita de las metas, ya que también hay un lado menos visible pero igualmente real. Alcanzar un objetivo no solo implica emoción, sino también enfrentar desafíos, frustraciones y metas que tal vez no se logren por completo.
En el camino, es posible que nos encontremos con fracasos o pequeños tropiezos que nos desvíen. Por eso, es fundamental entender que alcanzar una meta no significa necesariamente cumplirla en el tiempo que habíamos planeado. Lo verdaderamente importante, más allá del tiempo, es mantener la constancia.
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