Para tener éxito, las compañías ya no solamente deben preocuparse por sus resultados financieros, también deben ser relevantes para la sociedad en la que trabajan.
De la mera filantropía, las compañías han evolucionado hacia el concepto más desarrollado de la Responsabilidad Social Empresarial (RSE), entendida como un compromiso voluntario que asumen las empresas para, a la vez que persiguen el lucro, también aporten a la mejora de la sociedad y el medio ambiente.
Esto debe ir en línea con la teoría del valor compartido, desarrollada por Michael Porter, que postula que es importante analizar si las empresas son percibidas como entidades que solamente están dedicadas a ganar dinero a expensas de la comunidad, o si, por el contrario, generan valor no solamente a sus accionistas, también a la sociedad en la que operan.
No se trata, sin embargo, solo de “soltar” dinero en causas benéficas. El reto de la RSE es que, además de impactar positivamente en el entorno donde opera la empresa, también resulte rentable. Es decir, que no signifique una carga, sino que contribuya al éxito de la compañía.
En la actualidad, la RSE ha dejado de ser una opción, para convertirse cada vez más en una necesidad para las empresas. Generar en los consumidores la percepción de que la empresa no solamente está empeñada en ganar dinero a cualquier costo, sino que quiere “hacer el bien” a la sociedad se está volviendo más crucial. Para los consumidores “millenials”, es cada vez más importante sentir que le están comprando a firmas que no depredan el medio ambiente y apoyan causas sociales que ellos consideran justas.
Una empresa de alimentos, por ejemplo, puede generar valor a la comunidad a la vez que potencia su negocio si sus acciones de RSE se orientan a difundir en la sociedad hábitos de nutrición saludable. Un banco, por su parte, podría enfocar sus acciones en promover el ahorro y el gasto responsable. “La RSE es rentable en tanto esté relacionada con el ‘core’ de tu negocio”, resume Iana Málaga Newton, periodista y magister en Responsabilidad Social por la Escuela de Organización Industrial de España.
Aplicar correctamente acciones de RSE impacta positivamente en la reputación de la empresa, un activo que cada vez es más delicado debido al auge de las redes sociales. Pero sus beneficios van más allá. Como señala el experto español José Manuel Lancha, una empresa con buena reputación tendrá más facilidad para captar talento nuevo. Eso también tiene un impacto innegable en la futura rentabilidad del negocio.
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