Las empresas están cada vez más presionadas para reinventarse y desarrollar nuevos productos y servicios para no perder vigencia ni mercados.
Hay un amplio consenso en que vivimos una era marcada por la constante innovación. Las empresas – sin importar su tamaño, su tradición o el sector en el que se desenvuelven – están cada vez más presionadas para reinventarse y desarrollar nuevos productos y servicios para no perder vigencia ni mercados. ¿Pero cómo se enseña a una organización a innovar? El Design Thinking ofrece un camino para transformar los procesos creativos dentro de las empresas.
¿Qué es Design Thinking? “Se trata de un proceso creativo, colaborativo, centrado en las personas. Surge de la necesidad de crear un proceso para resolver problemas y generar innovaciones dirigidas a las personas”, explica Leon Segal, socio fundador de Innovationship Silicon Valley. Y agrega: “Antes que pensar en resolver problemas pensando en la tecnología, empezamos siempre preguntándonos cuál es la necesidad de las personas y cómo podemos hacer mejorar sus experiencias”.
Segal, un experto con amplia experiencia en aplicar esta metodología – ha tenido como clientes a Pepsico, Deloitte y Microsoft, entre otras grandes compañías–, resalta que, a diferencia de otras aproximaciones al problema de desarrollar innovaciones, el Design Thinking siempre parte de identificar una necesidad. “El Design Thinking empieza con las personas, saliendo al mundo y buscando las necesidades de éstas. Luego, pensamos en una respuesta, vemos si podemos llevarla a cabo y si podemos hacer de esa respuesta un negocio. Pero el punto de entrada siempre es la persona”, enfatiza.
Segal, junto con Scott Underwood – socio y co-fundador de Innovationship Silicon Valley– enseñan esta metodología en el Perú, gracias a un convenio exclusivo con la UTEC. El objetivo es evangelizar sobre el Design Thinking en el Perú, como una manera de impulsar la innovación en todos los sectores.
Underwood, que también es consultor con más de 20 años de experiencia y tiene entre sus clientes a empresas tecnológicas de la talla de Qualcomm, Cisco y Fujitsu, resalta que el Design Thinking engloba una serie de habilidades y técnicas orientadas a la resolución de problemas.
“Enseñamos a los participantes cómo observar el comportamiento humano y aprender cómo las personas realmente piensan y sienten sobre las cosas. Enseñamos a hacer lluvia de ideas (brainstorming), en un buen sentido. Enseñamos a hacer prototipos y testear las ideas realmente rápido, para no perder tiempo en malas ideas. Enseñamos como contar historias, como contarle a las personas en qué consiste tu idea de una manera atractiva y persuasiva”, explica.
Para que una innovación sea eficaz – precisan los expertos –, debe cumplir tres condiciones: ser viable (es decir, que sea posible llevarla a cabo), ser rentable (debe poder convertirse en un modelo de negocio exitoso) y debe atender una necesidad de las personas. Tradicionalmente, muchas empresas han enfrentado el reto de innovar a partir de las primeras condiciones, pero esto puede llevar a errores. “Hay empresas que desarrollan tecnología solamente porque pueden hacerlo. Incorporan tecnología en nuevos gadgets y los lanzan al mercado solamente porque quieren mostrar qué cosas son capaces de hacer, pero sin atender verdaderas necesidades”, advierte Leon Segal.
Un ejemplo, menciona Underwood, son los refrigeradores. Las empresas llevan décadas agregándoles funcionalidades para hacerlos “más inteligentes”. Incluso ahora pueden tener pantallas y estar conectados a internet. ¿Pero realmente cubren una necesidad de las personas estas mejoras? Por eso, sus ventas no despegan. Otro ejemplo son los Google Glasses. “Cuando recién salieron, en muchos bares de San Francisco no te dejaban entrar con esos lentes puestos. Es una tecnología maravillosa, pero nadie se preocupó en preguntarse si a la persona le iba a gustar que la graben todo el tiempo”, señala el experto.
Una metodología basada en las necesidades de las personas ayuda a evitar estos pasos en falso en el proceso de innovación. “El Design Thinking implica en un enorme cambio organizacional, pero no solo en las organizaciones, también en la cultura”, remata Leon Segal. No es algo que se logre de la noche a la mañana. Pero se debe hacer en todas las organizaciones.
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