La calidad se promueve de forma fluida cuando las partes involucradas son conscientes de la importancia de la calidad en los productos y servicios que se ofrecen.
El consumidor es cada vez más conocedor y exigente, y otorga su reconocimiento cuando el productor le demuestra que su calidad es sostenible en el tiempo. Pero, ¿Cuándo demostramos calidad? Básicamente, cuando un tercero independiente reconoce la calidad del producto a través de una evaluación, cuando el cliente evalúa el producto y verifica que ha cumplido con todos los requisitos, cuando el consumidor compra nuevamente el producto, cuando el proveedor se mantiene en la lista de proveedores confiables de una empresa o industria luego de ser evaluada, en general, cuando el productor es capaz de demostrar que cumple con todos los estándares requeridos.
Para lograr mayor competitividad, es necesario reconocer la importancia de producir y exigir productos de calidad. Por ello, si queremos fomentar e iniciar un cambio en nuestra sociedad, es importante comenzar por reconocer la calidad como un derecho de todos los ciudadanos. Asimismo, todas las empresas deben considerar la calidad como elemento prioritario en todos los productos y servicios que ofrecen, y para que esto funcione, se debe concientizar a la población a que exijan requisitos mínimos que garanticen su seguridad cuando compran un producto, o cuando exigen un servicio.
¿Todos podemos ser peruanos de calidad?
La respuesta es SI. Todos podemos, y todos debemos ser peruanos de calidad. Por ejemplo, en temas gastronómicos, es fácil demostrar la calidad para un restaurante de 5 tenedores, pero para aquel pequeño empresario que tiene su puesto en una esquina es posible que éste demuestre también calidad. ¿De qué manera puede demostrarlo? Este microempresario puede contar con un manual de buenas prácticas para que sus productos sean de calidad, puede por ejemplo, emplear calidad en la elección, manipulación y conservación de los insumos que ofrece, también en el peso, tamaño y forma de los productos; asimismo, en sus diferentes implementos como en su traje, en el mandil, en los guantes o gorros, etc. Incluso, puede contar con certificados que avalen el buen funcionamiento de sus electrodomésticos, como el microondas o la refrigeradora, así como contar con extintores de alta calidad.
Ahora es mucho más difícil convencer a los consumidores de las ventajas de una oferta, y es que ya no son tan leales como antes. La única manera de obtener lealtad es si los productores comienzan a preocuparse por la calidad de cada uno de sus productos, de la misma manera, que los empresarios deben implementar en sus negocios productos de calidad, que cumplan con los estándares nacionales e internacionales y los certificados que avalan su buen funcionamiento.
Un producto de calidad es aquel que al fabricarlo ha cumplido con todos los requisitos esperados en el proceso productivo, y que otorga satisfacción y seguridad a sus consumidores. Por ello, el Instituto Nacional de Calidad (INACAL), cuenta con tres grandes pilares: la normalización, la acreditación y la metrología, que funciona como ente rector para asegurar que se implemente lo que se conoce como una “cultura de calidad”.
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