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Un recuento de las grandes campañas de vacunación en el Perú antes de la pandemia de la COVID-19

La vacunación contra la COVID-19 necesita un gran despliegue.
La vacunación contra la COVID-19 necesita un gran despliegue. | Fuente: AFP or licensors | Fotógrafo: CHANDAN KHANNA

Fiebre amarilla, malaria, sarampión, polio y otras enfermedades. Los peruanos nos vacunamos desde el siglo XX en contra de enfermedades que pueden ser mortales y son prevenibles mediante la inmunización, pese a movimientos antivacunas y múltiples dificultades del sistema de salud para llegar a todos los rincones del país. 

El pasado domingo 18 de abril, llegó al Perú un nuevo lote de vacunas de la farmacéutica AstraZeneca, a través del programa Covax Facility de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Según el ministro de Salud, Óscar Ugarte, estas vacunas permitirán ampliar la campaña de vacunación a diversas regiones del país.

Dos días antes inició el nuevo Plan de Vacunación anunciado por el presidente de la República, Francisco Sagasti, campaña centrada en la inoculación de 102 181 adultos mayores de 80 años. El plan continuará con los adultos de 70 a 79 y posteriormente de 60 a 69. Además, tiene un enfoque territorial en el cual se elige inicialmente a los territorios con mayor riesgo, según especificó el mandatario.

Antes de la pandemia de la COVID-19 y de que se iniciaran los proyectos de varias vacunas para prevenir la mortalidad y los cuadros graves de la enfermedad, los peruanos ya tenían experiencia en las campañas de vacunación, algunas más exitosas que otras, según la coyuntura política, social y económica. 

Uno de los casos más importantes fue el de la fiebre amarilla, cuya campaña de vacunación se desplegó desde 1935 a 1942. El magíster en historia de la salud Julio Núñez Espinoza asegura que las campañas de vacunación erradicaron la enfermedad alrededor de 1940.

“Hay que recordar que la última gran epidemia de fiebre amarilla sucedió durante el periodo 1919-1921, en un contexto de norteamericanización del sector salud durante el oncenio de Augusto B. Leguía a través de las acciones del médico Henry Hanson y de la Fundación Rockefeller, cuyo resultado fue efectivo, aunque no solucionó problemas transversales de salud pública como el acceso a agua potable, la limpieza y la higiene urbana”, explica a RPP Noticias.

Otro caso fue la campaña de vacunación contra la malaria, que inició en 1941 y se extendió hasta 1983, fue enfocada principalmente en zonas en donde la enfermedad era endémica, especialmente en la región amazónica. Sin embargo, en el caso de la vacunación antimalárica, Núñez Espinoza sostiene que no fue “sostenida ni eficaz”, ya que posteriormente surgieron diversos brotes epidémicos de la enfermedad.

En 1948 empezó la vacunación contra la viruela y, en 1966, contra el sarampión, el primer paso para la vacunación masiva contra ambas enfermedades, cuya incidencia empezó a declinar considerablemente a raíz de esta campaña.

“Por ejemplo, el Programa de Erradicación de la Viruela en el Perú culminó exitosamente en 1966. Para el año 1970 el sarampión prácticamente estaba erradicado en el país”, añade Núñez Espinoza.

Maria Ana Mendoza Araujo, directora nacional de inmunizaciones de Perú, estuvo presente durante la campaña de vacunación en contra del sarampión y la rubeola congénita durante el 2006. En esa oportunidad se vacunó a 20 millones de personas de 2 a 39 años en 45 días. Posteriormente, en el año 2008, se vacunó a 20 millones con tres dosis contra la hepatitis.

“En el 2006 alcanzamos cobertura reconocida de 98%, con felicitación internacional de la OPS y después del silencio epidemiológico (sin casos de sarampión ni rubeola), se certificó al país libre de estas enfermedades, y respecto de la Hepatitis B, la incidencia a nivel nacional bajó considerablemente, ya no tenemos cirrosis hepática ni hepatocarcinoma en niños”, comenta.

De acuerdo con Jorge Lossio, investigador y director del Instituto Riva-Agüero, el sarampión se erradicó definitivamente en el año 2000, luego de varias campañas de vacunación de millones de niños, que contaron con el apoyo del Programa Ampliado de Inmunización, la sociedad civil, maestros, enfermeras, universitarios y agencias internacionales, como la Organización Panamericana de la Salud.

La poliomielitis tuvo un incremento de casos graves durante el periodo 1955-1962. Sin embargo, a partir de 1966 se dio inicio a un plan de vacunación nacional contra esta enfermedad que tuvo su cúspide en el año 1985, logrando para 1991 erradicar este mal en el país; específicamente el 23 de agosto de 1991 se detectó el último caso en un niño de dos años en el pueblo de Pichanaqui (Junín).

La vacunación masiva contra la tuberculosis mediante el uso de la vacuna BCG se inició en 1950. Pero sus efectos han tenido un resultado controvertido.

A diferencia de la tuberculosis, que actualmente es una enfermedad endémica en nuestro país, la rabia es una enfermedad rara, aunque no siempre fue así.

Entre los siglos XVIII y XIX hubo recurrentes brotes de rabia canina, que tenían impacto negativo en la salud de los seres humanos. Sin embargo, durante el siglo XX, la vacunación contra esta enfermedad ha sido sostenida a nivel nacional, superando el 80% de cobertura.

“Uno de los casos que recuerdo es la campaña de vacunación contra la rabia en Piura en el año 2003, específicamente en Sullana, que dio un duro golpe a este mal que prácticamente ha sido controlado en su totalidad”, dice Núñez Espinoza.

Un caso especialmente llamativo es el de la vacuna contra la varicela, enfermedad recurrente en la infancia. Según el especialista, recién en el año 2018 se incluyó esta enfermedad dentro del Programa de Inmunización Nacional.

“Esta situación se debió a que durante el periodo 2011-2016 los casos de varicela en la infancia estuvieron asociados a sería complicaciones clínicas de los pacientes y a un elevado costo en el uso de recursos médicos para su tratamiento. Aquella decisión tomada en el año 2018 ha sentado el paso decidido para la planificación de la vacunación universal contra esta enfermedad en el Perú”, explica.

Finalmente, la incidencia de la tos ferina y de la difteria ha ido en decrecimiento gracias a campañas de vacunación durante el periodo 1950-1998, mediante el uso de las dosis de la vacuna DTP. “Prácticamente, los casos de estas enfermedades han sido erradicados; aunque llamó la atención el reciente brote de difteria en Lima, probablemente relacionado con la migración de población infectada proveniente del norte del país”, destaca el especialista.

DIFICULTADES EN LOS PROCESOS DE VACUNACIÓN

Si se revisa la encuesta Demográfica y de Salud Familiar realizada por el INEI en el 2017, se encuentra que, para el año 2012, los departamentos que tenían una mayor cobertura de vacunación estaban ubicados en en centro del país (Lima, Áncash y Huánuco).

Este panorama se amplió en el año 2017 incluyendo a buena parte de los departamentos del sur peruano. Los departamentos menos favorecidos han sido Loreto y Ucayali. De acuerdo con Núñez Espinoza, esta inequidad puede responder a las dificultades en el traslado de las vacunas y la cobertura de los servicios de salud.

Además, ciertos procesos de vacunación no estuvieron exentos de dificultades para llevarse a cabo. Por ejemplo, en el caso de la poliomielitis, esta se desarrolló durante la época del terrorismo, por lo que el personal de salud que se dirigió a provincias muchas veces fue víctima de actos de violencia por parte de terroristas.

En el caso de la vacunación de la tuberculosis, surgieron problemas con los recién nacidos. Condicionantes sociales como la mala alimentación, desnutrición, contaminación ambiental e incluso la presencia del VIH Sida permitieron que esta enfermedad también se desarrolle en la edad adulta.

“Esta situación se agrava por el abandono del tratamiento que reciben los pacientes con tuberculosis, lo cual ha generado la aparición de variantes de la enfermedad como son la multi drogo resistente (MDR) y la extrema resistente (XDR)”, explica Nuñez Espinoza.

“A pesar de que en Perú la vacunación con BCG es obligatoria, lamentablemente solo el 80% de los recién nacidos recibe la vacuna. Esta situación de inequidad, agravada por el abandono del tratamiento, llevó a la OMS a declarar al Perú como un país en situación extrema respecto de la TBC en 1989. Siendo uno de los casos más vergonzosos que hasta la fecha poco se aborda como problema de salud pública”, agrega.

Otra dificultad existente en ciertos casos de vacunas es el manejo de la cadena de frío, que permite que las vacunas lleguen a los lugares más alejados del Perú. Este ha sido un problema histórico, ya que, de acuerdo con Jorge Lossio, muchas veces las vacunas han llegado en mal estado a los lugares más alejados de Lima, especialmente a los más calurosos.

“En los lugares donde la presencia del Estado era menor se dificultaba la llegada de las vacunas, también por la falta de caminos, carreteras o aeropuertos. Las dificultades son varias. Una es producir o comprar y luego hacer llegar la vacuna a toda la población”, comenta.

Otro obstáculo recae en los procesos psicológicos de las personas que temen a la aplicación de la vacuna, ya sea por el seguimiento a movimientos antivacunas (quienes la relacionan con la aparición posterior de enfermedades) y el esparcimiento de las fake news, o noticias falsas alrededor de los posibles efectos secundarios.

“Siempre han existido movimientos antivacunas, tuvimos varios incidentes serios en Arequipa y Tacna, pero se manejaron justamente con el comité de expertos y la vocería en los niveles nacionales, regionales y locales”, explica Maria Ana Mendoza Araujo.

¿EN QUÉ SE ASEMEJAN ESTOS PROCESOS A LA VACUNACIÓN CONTRA LA COVID-19?

El magíster en Historia de la Salud considera que existen patrones de respuestas que se mantienen históricamente en el Perú en relación con las campañas de vacunación. En primer lugar, menciona el autoritarismo y la indolencia del Estado frente a las condiciones sociales de la población. Es decir, los procesos de vacunación han sido más prácticas verticales que horizontales en materia de salud, pues pocas veces el Estado recurrió a autoridades locales o al uso de idiomas o costumbres ancestrales para fijar la idea de los beneficios que genera la vacunación.

Además, si bien se trata de una medida preventiva, muchas veces ha sido vista como una solución temporal, pues el Estado no ha solucionado problemas transversales como el acceso a saneamiento, alimentación, vivienda, etc. Incluso, las vacunas generalmente han sido recursos escasos en el país cuya administración ha reforzado ciertos privilegios de poder. El caso reciente del escándalo del Vacunagate es una muestra  de la inequidad por la que muchas veces este beneficio no ha llegado a determinadas zonas del país, especialmente en la región amazónica.

“Ciertamente, esta inequidad se vio reforzada por la pugna entre dos modelos de salud pública que se desarrollaron en la década de los 70 del siglo XX, me refiero a la Atención Primaria en Salud (APS) y la Atención Primaria Selectiva en Salud (APSS), esta última favoreció solo cuatro áreas de la salud pública (siendo una de ellas la de Inmunización) cuestionando el idealismo de la Conferencia de Alma Ata donde nació la APS. Este interés de la APSS en la inmunización permitió que los laboratorios tuvieran mayor protagonismo, pues el contexto de la APSS era dentro de una economía liberal en materia de salud. Esta situación ha generado una disminución del rol de los Estados en materia de salud y una mayor fuerza de las empresas farmacéuticas”, sostiene.

Por último, también asegura que existen patrones de respuesta de la población durante las campañas de vacunación, siendo uno de los más característicos los movimientos u opiniones antivacuna, calificando a estos productos como potenciales armas nocivas como generar enfermedades, controlar la mente o incluso alterar el ADN.

“Los movimientos antivacuna han existido desde que se creó la primera vacuna (1796) que fue contra la viruela, y donde la población creía que al recibir fluido vacuno terminarían convirtiéndose en vacas o bueyes, saliéndoles pezuñas, ubres y cuernos”, recuerda. De manera similar, existen cientos de personas que se niegan a vacunarse en contra de la COVID-19, por miedo a diversos efectos secundarios que aseguran tendrían tras la inoculación.

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¿Cuáles son las características de la vacuna de Astrazeneca? - Espacio Vital

El presidente de la República, Francisco Sagasti, indicó que las 276,000 dosis de la vacuna AstraZeneca que llegaron al país serán destinadas prioritariamente a las regiones para la vacunación de los adultos mayores de 80 años. ¿Cuáles son las bondades de esta vacuna? El Dr. Elmer Huerta nos explica.

Adriana Chavez

Adriana Chavez Redactora

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