Ante el temor que ha generado este posible boicot, el CEO de Disney salió a aclarar los rumores de supuestos mensaje políticos en la cinta.
Partidarios de Donald Trump ha puesto en la mira el estreno de Rogue One: Una historia de Star Wars. Supuestos mensajes políticos en la película en contra del presidente electo de los Estados Unidos provocaron una campaña en redes que busca sabotear su debut en las salas de cine. Bajo el hashtag #DumpStarWars (“Star Wars a la basura), piden que las personas no vean la película.
La razón que originó esta polémica fueron unos tuits de los guionistas de la cinta Chris Weitz y Gary Whitta, quienes manifestaron su abierto rechazo al candidato republicano durante la campaña electoral de EE.UU.
El pasado 11 de noviembre, Weitz escribió lo siguiente: "Recordemos que el Imperio es un grupo de supremacistas humanos”. Whitta añadió que los rebeldes son “un grupo multicultural dirigido por mujeres valientes". Las referencias a Donald Trump y a Hillary Clinton resultaban evidentes.
Tratando de acallar las críticas, el CEO de Disney brindó unas declaraciones a The Hollywood Reporter. "Creo que toda la historia ha sido exagerada y, francamente, es estúpido", dijo. "No tengo ninguna reacción ante esta historia. Francamente, esta es una película para que la gente la disfrute. No es una película política. No hay declaraciones políticas en ella", concluyó.
Rogue One: Una historia de Star Wars cuenta las aventuras de los rebeldes que tratan de robar los planos de la Estrella de la Muerte. Es la primera película individual de la saga y que no contará con la presencia de un Jedi. La cinta, entre otras figuras, es estelarizada por Felicity Jones y Diego Luna.
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