Spotlight es una de las películas favoritas de la crítica por abarcar el arduo trabajo de investigación que le valió al Boston Globe el Premio Pulitzer.
El periodismo murió, Internet lo mató. Esta reflexión, tomada de una postura personal en base a la novela "Número Cero" del recientemente fallecido Umberto Eco refuerza un poco cómo los tabloides y su contenido extendido fue desplazado por notas más cortas, perecederas, especulativas y muchas veces intrascendentes que publican la mayoría de webs de noticias.
Es por eso que la aparición de una película como Spotlight (a.k.a. En Primera Plana), dirigida por Thomas McCarthy, recuerda la importancia de este oficio que sigue siendo el Cuarto Poder de la sociedad y cumple un rol fiscalizador en aras de buscar la verdad. La cinta, que es protagonizada por Michael Keaton, Liev Schreiber, Mark Ruffalo, Rachel McAdams y Brian d'Arcy James, está nominada en las categoría a Mejor Película, Mejor Director, Mejor Actor y Actriz de Reparto, Mejor Guión Original y Mejor Montaje para el Oscar 2016.
Pero detrás de esta historia, escrita por el mismo director Thomas McCarthy y Josh Singer, existe un suceso real que desestabilizó los cimientos de la Iglesia Católica al exponer un tema tan antiguo como tabú: la violación a niños por parte de curas.
Los verdaderos héroes de esta historia son Michael Rezendes, Sacha Pfeiffer, Matt Carroll y Walter 'Robby' Robinson, periodistas del Boston Globe e integrantes del equipo de investigación Spotlight, quienes entre los años 2001 y 2002 publicaron una serie de reportajes que destaba el lado más oscuro de la institución más antigua del mundo: la Iglesia.
Esta investigación fue todo un suceso para la comunidad católica de Boston, cuando se hicieron públicos los casos 80 sacerdotes pederastas, los cuales provocaron la dimisión del Obispo Bernard Law, al cargo de Arzobispo de Boston y su reubicación al Vaticano.
LA PRIMERA PIEDRA
El reportaje de Spotlight tuvo un precedente con la cobertura del caso del Padre James Porter, un sacerdote que fue condenado a prisión por 41 cargos de abusos de menores a principios de los noventas. Sin embargo, este caso no llegó a más tras la encarcelación del religioso pues el equipo periodístico no pudo demostrar la complicidad de la Iglesia en el encubrimiento de estos casos.
Sin embargo, cuando la investigación fue abordada, el equipo liderado por Robinson no imaginó todo lo que redescubriría sobre el tema. La primera etapa constó de contactar a una organización civil llamada SNAP (Red de Sobrevivientes de Abusados por Sacerdotes, por sus siglas en inglés) que puso en contacto a los periodistas con víctimas y los primeros procesos judiciales a los sacerdotes.
Estos procesos llevaron a más víctimas, pero sobre todo a abogados, lo cual demostró que la mayoría de casos no trascendieron porque la Iglesia buscaba solucionar los temas de forma extrajudicial, subsidiando económicamente a las víctimas por su silencio -aprovechándose de la condición humilde de estos menores-. Otros agentes que entraron a tallar en escena, fueron los abogados de la Iglesia que consiguieron los acuerdos, evitando que los abusos se hicieran públicos.
Para encontrar a los acusados, en una arquidiócesis de más de dos millones de ciudadanos católicos, el equipo liderado por Robinson hurgó en el directorio de sacerdotes que era público, y seleccionaron por descarte a los curas cuyas situaciones eran de "Retiro por licencia médica" o "Paradero desconocido" o "Enviado de misión al extranjero", pues la corazonada del editor de Spolight era bajo estos términos se encubrían los transferencias de los padres a otras jurisdicciones por los abusos cometidos.
El cesudo trabajo del equipo, determinó que más 80 párrocos habían cometido abusos contra menores de edad, y tras la publicación del primer reportaje, el periódico abrió sus líneas para que las víctimas tengan voz y alimenten con sus denuncias el destape de una mayor cantidad de curas pederastas.
El impacto de esta noticia no solo destapó más casos en Boston, sino de todo el mundo y la Iglesia fue obligada a tomar algunas medidas. Los responsables de la archidiócesis de Boston tuvieron que dimitir, varios sacerdotes fueron condenados por la Corte Suprema de Justicia. y además provocó la renuncia de muchos de los abogados que encubrieron a la Iglesia..
En 2002, esta serie de reportajes publicados por el Boston Globe le valieron el premio Pulitzer, convirtiendo al equipo Spotlight en los nuevos héroes del periodismo de principios de milenio.
Rob Reyna (@rob_core)
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