Funciones especiales de medianoche y precios especiales para cinéfilos que asistan a proyecciones en horarios complicados. El director del Centro Cultural de la PUCP adelanta estas y otras novedades del encuentro cinematográfico peruano.
El curioso caso del Festival de Cine de Lima se materializó cuando Marco Mühletaler, director del Centro Cultural de la PUCP, encargó un estudio de públicos para conocer qué piensan del encuentro cinéfilo tanto sus asistentes como aquellos que nunca habían asistido. Los resultados fueron peculiares: mientras que los asistentes asiduos -el consumidor duro de cine- sentía que por momentos el festival podía ser muy 'mainstream', aquellos que nunca habían ido tenían la percepción de que este era un festival para especialistas.
"Esto tiene que ver con la manera cómo consumimos cine, con la oferta que tenemos y con cómo se acerca el público a los contenidos culturales que de entrada parecieran ser demasiado demandantes, exclusivos o excluyentes", sentencia Mühletaler. Este año él ha tomado el timón del barco, pero conoce bien la organización, pues lleva mucho tiempo apoyando en diversos aspectos del festival.
Lograr que estos grupos contradictorios se encuentren en el Festival de Cine de Lima es el reto de Mühletaler. Se trata, en sus propias palabras, de un problema de comunicación. Es tan complejo el festival, asegura, que varios de sus aspectos se pueden diluir. "Estamos trabajando en que el festival sea más sencillo de entender", afirma. "No tiene que ver con variar el contenido, sino con comunicarlo de manera distinta".
Los grandes festivales, si cabe la analogía, van vestidos de smoking, son ─o al menos lucen─ bastante serios. ¿De qué manera se puede cambiar esa imagen que tiene el cine de ser solo para un nicho? ¿Cuál es la fórmula para sacudirse la seriedad sin perder el nivel?
Estamos trabajando en eso. Este nunca fue un festival de smoking. Tiene su parte de glamour, que todos los festivales deben tener. Pero debemos hacerle la vida fácil al publico para venir. Hacer que no sienta que si no lleva el smoking no pueda entrar. El smoking metafórico, claro. Buscamos acercar al público y que se sienta que el festival es un espacio abierto, donde pueden encontrar tanto contenidos de nicho, específicos, complejos como una sección llamada Las Irresistibles, que tiene películas mucho más abiertas al público, de mucha calidad, por supuesto, pero que son más accesibles, muchas de ellas familiares.
No podemos evitar hacer el paralelo con la Feria del Libro, que es el otro gran evento cultural peruano. A ellos les funcionó mucho convocar a ‘booktubers’, ‘youtubers’... acercarse al público de esa manera. ¿Es eso algo impensable en el Festival de Cine de Lima?
Absolutamente, para nada. De hecho es una línea que estamos trabajando.
¿Con qué acciones concretas?
Estamos justo elaborando una lista de ‘youtubers’ e ‘influencers’ que nos ayuden a hacer eco del festival a través de sus redes, porque hay un público joven que está siguiendo el festival desde sus teléfonos y que debemos lograr que salgan de sus smartphones y vengan para acá. Eso pasa por crear contenidos que sean interesantes para ese público. Por ejemplo: este año estamos trabajando una sección de trasnoche llamada “50 años no son nada”. Se cumplen 50 años de “2001: Odisea del espacio”, de “El Bebé de Rosemary” y de “El planeta de los simios”. Creo que eso va a atraer a un público joven que quiera acercarse a estos clásicos de 1978 que serán proyectados a la medianoche, con una mística particular. Hay un público joven que está buscando no solo la película, sino el evento alrededor de ella.
Suele ocurrir que las películas más populares tienen pocas funciones o se proyectan en horarios complicados. Es habitual también escuchar quejas contra la empresa de multicines que se encarga de las proyecciones. ¿Están considerando cambios en ese sentido?
Nosotros estudiamos año a año las salas, sus performances. Cada una tiene un público específico que demanda ciertos contenidos del festival. No todos los contenidos pueden estar en todas las salas, porque los públicos no necesariamente los reciben de la misma manera. Habrá algunos cambios, todavía los estamos definiendo, porque sí creemos que hay algunas salas donde no hemos sentido… hemos ido a La Molina o San Miguel, donde funcionaba todo muy bien y después dejó de funcionar.
¿Seguirán trabajando con la misma empresa?
Sí porque es nuestro socio natural y el más grande. Es quien más salas tiene en toda la ciudad. Por supuesto que es un trabajo siempre hacer coincidir los objetivos del festival con sus objetivos… números de funciones, etc. ¿Qué es lo que hemos logrado? Cerrar el cuarto piso de [su local de] Alcázar, que es un espacio dedicado al festival los 9 días. Eso ya lleva algunos años. Intentamos que [el festival] conviva de una mejor manera dentro de los espacios de multicines.
¿Se está conversando para mejorar estos aspectos aún más?
Por supuesto que sí. Y vamos a seguir trabajando en eso. Estamos mejorando el tema de precios. Esto todavía está en proceso. Reajustar los precios de los horarios de las tardes, que son horarios de cinéfilos.
Porque a esa hora la gente está trabajando.
Sí, y a esa hora el cinéfilo se escapa, se hace el enfermo o pide vacaciones y ve una película a las 3 de la tarde. Entonces hay que pagarle a ese cinéfilo, hay que devolverle con una buena moneda. Y eso tiene que ver con lo que hablábamos antes: hacerle mejor la vida a quien quiere acercarse al festival. Estamos trabajando en precios diferenciados, en abonos que permiten que puedas ver varias películas a un precio más ajustado, y además que puedas ser el primero en elegir las películas. Hay una limitación natural en los festivales: los distribuidores no te permiten más de tres pases por cada película, es así y le sucede a todos los festivales del mundo. Hay que maximizar eso.
EL DATO
Festival de Cine de Lima 2018: Del 3 al 11 de agosto.
Venta de abonos hasta el 13 de julio.
Más información: https://www.festivaldelima.com/2017/abono-del-22fcl/
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