La obra está inspirada en la vida de la cantante francesa Edith Piaf, escrita por la dramaturga británica PamGems y dirigida por Joaquín Vargas.
Piaf, obra escrita por la dramaturga inglesa Pam Gems y cuya puesta en escena está bajo la dirección de Joaquín Vargas regresa al Centro Cultural de la Pontificia Universidad Católica del Perú a partir del 17 de setiembre.
La cantante de origen francés Edith Piaf (1915-1963) cautivó al mundo con su voz y su pasión por la vida y la libertad. Su vida, aunque corta, fue muy intensa y es a través de pasajes de su carrera, de sus fracasos y triunfos, de sus amores y sus canciones, que la obra permitirá conocer a una mujer que logra sobrevivir y florecer desde la miseria.
Celebrando 100 años del nacimiento de Edith Piaf, la Alianza Francesa de Lima presentó la obra de una de las cantantes más trascendentes de la música contemporánea y ahora llega al Centro Cultural PUCP para continuar rindiendo tributo a la historia de una mujer que nunca traicionó sus orígenes y se arrepintió de nada, “Non, Je Ne Regrette Rien”.
Piaf es una obra musical que retrata a una de las cantantes francesas más célebres del siglo XX, Édith Giovanna Gassion, más conocida como Édith Piaf (Francia 1915 - 1963), bajo un crudo reflector, como un ser autodestructivo que busca encontrar en su vida la realización y la felicidad que descubre en sus canciones.
Ganadora de los premios Tony y Laurence Olivier Award, Piaf es una pieza teatral de diálogo punzante que captura las contradicciones de su personaje y evoca el complejo ambiente social de una controversial época.
¿De qué fibra está hecho el ser humano? ¿Dónde encuentra la fuerza una mujer como Piaf? Son las interrogantes que nos plantea esta obra.
En el primer acto se desarrollan las secuencias desde cuando Piaf se levanta de su miserable infancia hasta que alcanza la fama como cantante de café. Aquí recuerda el abandono de su madre, su trágico embarazo adolescente, para después reconstruirse con una fuerza inimaginable. Vemos una Piaf que no tiene tiempo de sentir pena de sí misma, que debe seguir el camino que tiene delante siempre al borde del abismo.
En el segundo acto encontramos a una Piaf de edad media que atraviesa una trágica vida de soledad -accidentes automovilísticos, alcoholismo, adicción a la morfina, bancarrota y cáncer-, sólo para volver a mostrarnos a la mujer con gran fortaleza que lleva dentro.
De una personalidad arrolladora, fue musa inspiradora del célebre escitor Jean Cocteau, y de grandes compositores como Marguerite Monnot. Entregó además su fuerza, su pasión y su energía en enseñar y lanzar a la fama a desconocidos como Yves Montand, Charles Aznavour, Georges Moustaki, Gilbert Becaud y Theo Sarapo.
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