A veces nos sentimos sobrepasados por lo que la vida nos pone al frente. Puede que estemos pensando constantemente en el trabajo, resolviendo mantener a flote el negocio o cansados porque debemos estar disponibles 24/7 para “demostrar compromiso”; tal vez es que estamos complicados haciéndonos cargo de los niños o de nuestros padres, o corriendo con las tareas cotidianas como pagar cuentas.
Pero no importa qué tan atrapados nos sintamos, hay ciertas verdades universales: todos necesitamos dormir, actividad física y suficiente comida. Y, para estar bien, la mayoría necesitamos pasar tiempo con otras personas o en la naturaleza, o generar espacios para desarrollar la espiritualidad. En realidad, todas las personas necesitamos hacer cosas que nos entusiasman y nos dan satisfacción.
No obstante, en los periodos en los que estamos particularmente ocupados o preocupados, puede que no sea el momento para hacer grandes cambios. Pero siempre podemos hacer algo. Cada uno debe identificar qué es lo razonable según su situación.
Si logramos tener momentos para relajarnos es una excelente noticia, pero es en medio del acelerado transcurso del día cuando necesitamos encontrar serenidad. Es justamente cuando estamos atrapados en un tráfico terrible y no podemos avisar que llegaremos tarde a una cita médica o con un cliente porque nos quedamos sin batería en el celular.
Existe la idea equivocada de que para hallar paz necesitamos estar rodeados de silencio. Si bien esto puede ayudar, el mayor ruido que debemos silenciar es el de nuestra propia mente. Tener paz interior es posible y no necesitamos meditar en la cima de una montaña para encontrarla. La paz que buscamos está al interior de nosotros mismos.
El principal problema es que vivimos reaccionando a cada cosa que se nos presenta. Quienes han visto un partido de tenis, notarán que el jugador no simplemente responde a la pelota sino que tiene una estrategia pensada antes de golpear. Las personas que han logrado cultivar el control de sus emociones y callar el ruido de su mente, se enfocan en manejar sus propios pensamientos, emociones y comportamientos, y evitan concentrar su energía en tratar de cambiar a otras personas o lamentarse constantemente de que las cosas no son como esperan.
También es importante tener en cuenta que hay ciertas cosas que interrumpen la paz y que podemos evitar, como rodearnos de personas tóxicas, intentar impresionar a la gente todo el tiempo, esperar la perfección en todo, guardar resentimientos, victimizarnos o autoculparnos. Y, en un mundo competitivo como en el que vivimos, estamos acostumbrados a enfocarnos en lo que nos falta y no en lo que tenemos, y tratamos de “alcanzar” la felicidad como si se encontrara en una especie de meta final. Se trata de cambiar la mentalidad de “sería feliz si”, a “soy feliz por”.
Finalmente, existen “accesos rápidos” a la paz interior como ayudar a otras personas y practicar el agradecimiento. Y cuando nos encontramos en medio de una situación frustrante luchando por identificar por qué estamos agradecidos, la psicóloga Ashley Davis sugiere comenzar agradeciendo por lo que no está sucediendo, como por ejemplo: “felizmente no está oscuro” o “al menos no estamos parados por completo”; y, poco a poco iremos migrando a agradecer por “tener asiento en un bus lleno de gente” o porque “podemos viajar”. Nadie dijo que es fácil, pero si que vale la pena.
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