El 18 de diciembre de 2018 el Gobierno promulgó la ley conocida como “Ley del plástico”, que regula el plástico de un solo uso, así como los recipientes y envases descartables. La pregunta que nos formulamos es si es suficiente la existencia de esta norma legal o es necesario ir más allá para proteger el medio ambiente.
El plástico está más presente de lo que pensamos en nuestro día a día, no solo son las botellas, recipientes de la comida o bolsas de supermercado, sino múltiples objetos y utensilios de uso diario. El plástico afecta a la tierra, el agua y el aire, su extenso tiempo de degradación provoca múltiples daños en los ecosistemas. Aunque el reciclaje es una buena opción para disminuir la contaminación en el planeta por el plástico, la verdad es que ya no es una medida suficiente, definitivamente tanto el consumo como la producción de plástico se deben reducir.
Algunos datos relevantes sobre el plástico nos sirven para reflexionar. Su producción anual es de 100 millones de toneladas, de las cuales el 40% se utilizan para fabricar empaques. Entre 10 a 15% del plástico utilizado se estima que termina en el océano - incluso, formando islas- y los investigadores afirman que tarda entre 100 y 200 años en descomponerse.
Cabe destacar que China es el principal productor de plásticos seguido de Europa, Norteamérica y el resto de Asia (excluyendo China).
En nuestro país, la conciencia de reciclaje es todavía incipiente, la separación de los desechos en contenedores específicos no está difundida y en gran medida la actividad de reciclaje es informal.
A raíz de la promulgación de la ley, algunas empresas están realizando esfuerzos para sustituir este material, reemplazándolos por material biodegradable o promoviendo el uso de reciclados. La reciente campaña en medios de una reconocida embotelladora, con una de sus marcas líderes, es prueba de ello. En los principales supermercados que operan en nuestro medio han comenzado a cobrar por el uso de las bolsas plásticas adecuándose a la Ley.
Pero, además, es necesario realizar una campaña de sensibilización a todo nivel. Primero para incentivar a los consumidores a evitar el uso de plástico descartable en su vida diaria. Segundo, a nivel de los retailers, para que ofrezcan alternativas biodegradables para envases y bolsas. Finalmente, a los empresarios, para que incluyan el reciclado de este material en sus procesos y no se limiten al uso de material virgen.
Muy importante para alcanzar el éxito en un proceso de reciclaje es la separación de los distintos tipos de plásticos, según su composición. De este proceso depende mucho la calidad de los nuevos productos que serán fabricados una vez que se reciclen estos materiales. Internacionalmente existen códigos de separación que les permiten a los consumidores distinguir los plásticos con mucha facilidad y rapidez. Este sistema de separación consiste en un código numérico contenido en un triángulo que queda grabado en los productos plásticos.
Estamos tratando de iniciar un cambio que, de no hacerlo, podría traer graves consecuencias en nuestro medio ambiente y afectar la biodiversidad de nuestro país. Es necesario que conjuntamente el Estado, las empresas privadas, la sociedad civil y las universidades se comprometan con esta labor para asegurar nuestro futuro y el de nuestros descendientes.
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