Un error muy común al analizar el comportamiento del tejido empresarial es pensar que el contexto latinoamericano es similar, parecido, homogéneo o, comparativamente, el mismo. Sin embargo, no hay nada más alejado de la realidad que dicha percepción. El crisol cultural latinoamericano es el reflejo fidedigno de que cada contexto es único y debe ser tratado como tal; por cuanto da lugar a ecosistemas de emprendimiento e innovación particulares.
Si pensamos en la forma de actuar de las Mipymes en el Perú nos encontraremos con pautas propias del país como son: altos tipos de interés, bajo grado de tecnificación e innovación, emprendimiento de necesidad y oportunidad, alta fragmentación, bajo nivel de competitividad y productividad, así como alta informalidad. Estos aspectos ocasionan una alta mortandad de empresas nacientes a pesar del innegable espíritu emprendedor constatado año tras año en los estudios del Global Entrepreneurship Monitor (GEM), y es que la informalidad es un símbolo inequívoco de la búsqueda de contención del gasto en emprendimientos de baja rentabilidad o en aquellos incipientes.
Las empresas que se formalizan buscan poder acudir a los mercados en busca de mejores condiciones de financiación y/o apoyo estatal; por ejemplo, para misiones comerciales. Y, en este punto, también tenemos mucho que aprender, pues en recientes estudios que hemos publicado en el Journal of Technology Management & Innovation, sugerimos incidir en la capacidad de absorción tecnológica de las empresas peruanas, pues ello se relaciona con el desarrollo de innovaciones en el seno de estas; siendo reconocida la relación entre mayor innovación y mayor desempeño empresarial.
Al mismo tiempo es necesario ahondar en la preparación de las empresas para los procesos negociación, sobre todo cuando se acude a contextos internacionales como es el caso de las ferias comerciales, dado el alto número de variables en juego. Estos procesos se caracterizan por tres etapas: pre-negociación, negociación y post-negociación. Asociados a estas etapas se encuentran diversos factores como son: factores psicológicos, del propio negociador, culturales, factores de fondo y factores estratégicos.
Si bien ha quedado meridianamente claro que el actuar de las empresas se ve condicionado por los recursos y actores del lugar en el que se encuentran, todavía existen desafíos compartidos entre las Mipymes de Latinoamérica. Entre estas nos encontramos las siguientes con las barreras legales de formalización, pues el tiempo para constituir una empresa es distinto en Perú en comparación a Colombia o Argentina; de otro lado se encuentran las limitaciones geográficas, la geografía hace que abastecerse un mismo producto en un país sea distinto a otro siendo la orografía peruana especialmente dificultosa y costosa para la logística de transporte; y el limitado acceso a financiación.
Finalmente, un factor por el cual no podemos comparar las Mipymes en Latinoamérica es por el grado de evolución tecnológica. Por ejemplo, puede que las horas de trabajo en un país A sean mayores a las de un país B. Esto no significa que, necesariamente, la productividad del país A es mayor. Ello se debe a que, teniendo las herramientas tecnológicas necesarias, puedes tener menos horas laborales y tener resultados más eficientes.
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