Todos los días tenemos noticias sobre desastres, los cuales afectan al Perú y al mundo. Estos desastres pueden ser originados por un fenómeno natural como los terremotos, huaicos, sequías, inundaciones; o por el humano como una explosión de un balón de gas, incendios forestales; los cuales causan serios impactos económicos, sociales, ambientales. Estos casos revelan el nivel de vulnerabilidad de todas las comunidades y el rol fundamental de la asistencia humanitaria. Por este motivo el día 19 de agosto es el Día Mundial la Asistencia Humanitaria, un día para enaltecer el avance de la humanidad por la humanidad. En el proceso de salir adelante frente a la pandemia de la COVID-19, hemos pasado meses con una total incertidumbre, pero gracias a la ciencia, la tecnología y la medicina, con la información y los procesos de vacunación, se vislumbra un camino hacia una nueva normalidad.
Este fue el contexto optimista al iniciar escribir esta columna, pero en las últimas horas ha cambiado de manera radical. Este fin de semana ambos tipos de desastres, natural y antropogénico de gran magnitud están afectando a la humanidad; el terremoto en Haití y el escenario de Afganistán muestran cómo estos procesos complejos se necesitan tratar de manera multi e interdisciplinaria; y la importancia de la investigación para la generación de políticas públicas coherentes con el peligro en las comunidades, medidas con el nivel de riesgo y vulnerabilidad.
En estas horas, los organismos de asistencia humanitaria están aplicando sus protocolos para actuar frente a estos escenarios, basados en sus cuatro principios: humanidad, imparcialidad, neutralidad e independencia. Humanidad, trato de las personas con dignidad y respeto; imparcialidad, ejecutar las tareas en función a la necesidad sin distinción de nacionalidad, color de piel, grupo étnico, género, creencia religiosa, nivel económico u opinión política; neutralidad, mantener un equilibrio en sus acciones; e independencia, sin influencia de los agentes externos.
El Perú no está exento de los desastres naturales y antropogénicos, como los sismos en Piura, la sequía en el sur, la deflagración de gas en sur, el impacto de la migración de ciudadanos venezolanos, por lo que estos principios son fundamentales considerando el objetivo principal de la asistencia humanitaria: reducir el sufrimiento de las personas. Estos principios de la asistencia humanitaria están presentes en las cuatro fases de la logística humanitaria: recuperación, mitigación, preparación y respuesta. Recuperación o rehabilitación, acciones para el retomar las actividades; mitigación, acciones para reducir el impacto en la población, especialmente en la población vulnerable; preparación, medidas para afrontar un desastre y respuesta, acciones inmediatas.
En el Día Mundial de la Asistencia Humanitaria, es importante reflexionar sobre nuestro rol y funciones como ciudadanos; comprender nuestro entorno: los riesgos, la frecuencia de los eventos disruptivos; y analizar el impacto de las decisiones en la comunidad; cerrar el ciclo con una retroalimentación efectiva, evaluativa y descriptiva para eventos futuros.
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