Hace tiempo que quería dedicarle unas líneas a la señora Presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Nancy Pelosi. Quería comentar sobre el dilema que enfrenta entre cumplir con la responsabilidad constitucional del cuerpo que preside, residenciando Donald J. Trump y atenerse al posible costo político, o adoptar una posición pragmática, ignorando las múltiples razones existentes para enjuiciar al actual residente de la Casa Blanca. Sin embargo, su ofensiva contra el ala más joven y progresista de su partido me hicieron cambiar de idea. Es sabido que la Señora Pelosi es una política muy hábil y una estratega sagaz, que busca mantener un control férreo de la Cámara de Representantes. La presencia en el actual Congreso de un grupo de congresistas, el llamado Squad, le ha significado un reto a su liderato.
Compuesto por las Representantes Alexandria Ocasio-Cortez (D-N.Y.), Ilhan Omar (D-Minnesota), Ayanna Pressley (D-Massachusetts.) y Rashida Tlaib (D-Michigan), el Squad representa el cambio necesario que tiene que experimentar la nación estadounidense para salvar a su imperfecta democracia. Estas cuatro mujeres representan a una generación cansada del control oligárquico del Estado, de la corrupción, de la guerra como negocio. Una generación frustrada porque no van vivir mejor que sus padres, preocupada por el desastre climatológico que se nos vienes encima, endeudada, explotada. Harta de la violencia racial y de género. Cansada de una política exterior amarrada a los intereses de Israel y Arabia Saudita. Podría seguir, pero el ejercicio aturde.
No es de extrañar que la vieja guardia Demócrata, representada por la Sra. Pelosi, busque restringirlas, callarlas, en fin, someterlas (de eso se trata el patriarcado, ¿no?). En mi opinión, la elección de estas cuatro valientes mujeres es lo mejor que le ha pasado a la sociedad estadounidense en los últimos veinte años. Su coraje, inteligencia y verticalidad merecen todo mi respeto y admiración.
Me preocupa su seguridad, pues reciben amenazas de muerte a diario. Claramente, pueden ser blanco de la principal amenaza terrorista que enfrenta EEUU: el supremacismo cristiano y blanco. No son blancas, son mujeres y dicen lo que piensan, por ende, son una "amenaza". A las declaraciones de la Sra. Pelosi se suman las de Trump, pidiéndoles que regresen a sus países de origen, negando así su condición de estadounidenses y mostrando, una vez más, su racismo e ignorancia. Las expresiones del Presidente, y hasta cierto punto también las de la Sra. Pelosi, las exponen, pues dan legitimidad a quienes quisieran verlas muertas.
Espero que tengan buena seguridad. ¡Qué el Dios de los cristianos y Allāh las protejan!
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