Decimos que los tiempos han cambiado, pero no todas las empresas, guiadas por sus líderes parecen haber tomado en cuenta los cambios en la percepción de sus stakeholders y lo que se espera de ellas. Analizando el caso de Repsol, una de sus primeras reacciones ante el estallido del problema fue emitir un comunicado buscando evitar la responsabilidad y disminuir su importancia.
La percepción clásica y desfasada de la gestión de stakeholders nos dice que, por ejemplo, los inversionistas tienen como prioridad el desempeño financiero de la empresa. De este modo, en la comunicación hacia la SMV, Repsol se limitó a anunciar que sus operaciones continuarían con normalidad y que no esperaban un impacto significativo, y por tanto económico, en sus actividades de refinería como resultado de la investigación oficial. Esto marcaba la intención de desligarse del problema ambiental, asegurando que económicamente no serían afectados y buscando mantener la calma.
Aunque Repsol retiró sus acciones de la Bolsa de Valores de Lima (BVL) ya hace un tiempo, es claro que su valor se ha visto severamente afectado por cada desacierto en sus acciones, palabras e intenciones. La empresa falló en entender que su desempeño financiero no era la prioridad, sino que nos enfrentamos hoy a una sociedad con consciencia ambiental y no dispuesta a tolerar la indiferencia con el sufrimiento de nuestros recursos nacionales.
Una segunda lección trascendental es la necesidad de planificación frente a posibles situaciones que atraviese una empresa con impacto en terceras partes. La falta de planes contingencia en Repsol es una debilidad que denota una falta de dirección, casi imperdonable, para una empresa de tal tamaño. De declararse culpable por las autoridades ambientales, la multa debería ser la menor de sus preocupaciones, pues el verdadero problema ocasionado es el daño a la reputación y al capital social acumulado por la empresa.
El caso de Repsol es uno que debe ser tomado con atención y como una advertencia a las demás empresas sobre la importancia de los temas ambientales, aquella que requiere planificación y sobre todo transparencia.
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