En esta década, uno de los desafíos más importantes que enfrentamos es la de descarbonizar las industrias. Sin embargo, muchas empresas no tienen un plan a futuro para competir en una economía de cero emisiones, cuya transición es inminente ante la alerta climática. Si bien es cierto que la meta de 1.5ºC por encima de los niveles preindustriales (definida en la convención de París) es ambiciosa, cada vez se torna más crítica y requiere planificación y acción inmediata por parte de las empresas. Aquellas empresas grandes enfrentan presión por eliminar las emisiones de carbono en sus cadenas de suministro, operaciones, procesos e incluso en sus socios comerciales o en sus proveedores de capital. Esta presión, por efecto cascada, irá recayendo cada vez más en las empresas medianas y luego en las más pequeñas.
Las nuevas tecnologías, más alineadas con los objetivos de emisiones, parecen ilustrar la urgencia de esta transición. Tanto fuentes eléctricas para impulsar los autos eléctricos o la electrificación industrial, así como otras fuentes para impulsar la bioingeniería, almacenamientos de larga duración, producción de bajo costo de hidrógeno o la captura de carbono, son todas consideradas alternativas que pronto cobrarán mayor protagonismo hasta convertirse en las predominantes. Esto se ve en el incremento en la inversión en nuevas tecnologías, que para el 2025 se proyecta de hasta 1000 billones de dólares en electrificación, 600 billones en agricultura, 150 billones en hidrógeno o 50 billones en captura de carbono. El llamado a la acción advierte que aquellas empresas que no cuentan con un plan de buscar fuentes verdes en sus procesos o relaciones podrían verse en la urgencia en un futuro no lejano.
Las empresas y sus líderes deben comenzar por tomar conocimiento, instruirse y aprender sobre la economía de las fuentes sostenibles para comprender la transición a un futuro sin emisiones. A continuación, deben construir una agenda y un plan, el cual debe de ser adaptado y actualizado en tanto las condiciones cambian o nuevas tecnologías aparecen. Actualmente, las empresas no pueden seguir ignorando las tendencias, pero aquellas que se adapten serán las primeras en alcanzar una ventaja.
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