Cada 3 de mayo se conmemora la Fiesta de las Cruces, también conocida como Cruz de Mayo. Si bien la cruz llegó con los españoles hace más de 500 años, vemos gran cantidad de ellas como las cruces de camino erigidas en la fundación de pueblos, en techos de las casas, en huacas y cerros, en haciendas y hasta puentes.
Para Luis Repetto Málaga, quien en vida fue un reconocido gestor cultural de nuestro país, “las cruces se instalan en lugares venerados, lugares sagrados, lugares conmemorativos, en las afueras de los pueblos para orientar y dar la bienvenida y despedida a los viajeros y caminantes”.
Durante todo el recorrido de nuestra vida, desde el inicio hasta el final, la cruz nos acompaña. Las cruces del camino pueden recordarnos a alguna persona que ya partió, pero también nuestro propio camino de vida. Para Repetto, las cruces del camino cumplen un rol integrador y articulador a pesar del desborde social generado por la urbanización y modernidad.
En el ocaso de nuestra vida, la cruz tiene un especial significado. Por ello, fue elegido el destacado escultor Javier Aldana Rivera para hacer no solo el presbiterio de la capilla del Camposanto Parque del Recuerdo en Lurín, sino el gran crucifijo que da la bienvenida a este lugar sagrado, donde las personas dan el último adiós a sus parientes y amigos.
El material elegido para el altar, el ambón —de donde se leen las lecturas sagradas—, el sagrario y sede —donde se sienta el celebrante—, fue hecho de muro testero. Se trata de un material rugoso, que representa la nuestra fabricación imperfecto y que cobra sentido solo gracias a la misericordia de Dios.
El fierro como base del altar y del ambón representa una apachetas o cúmulos de piedras colocadas en forma de cono que para la mentalidad precolobina delimitan un lugar sagrado. Mientras que el bloque de mármol como mesa habla de Cristo Jesus, como piedra viva.
Aldana eligió madera tornillo para el crucifijo de la capilla de este camposanto. El escultor ha querido dejarle las marcas del golpe de la herramienta para poner en evidencia el martirio de su pasión y agregarle el dramatismo que debió de haber tenido el cuerpo de Jesús al ser crucificado.
Esta es una expresión muy valiosa de arte católico nunca antes vista en el Perú. Pues lo habitual es que traigan copias de obras artísticas que se hacen en el extranjero. El trabajo del escultor Javier Aldana demuestra que hay afamados artistas interesados en crear obras de arte a partir de experiencias religiosas.
Tengamos presente que la cruz es símbolo de esperanza en ningún modo insignificante. Es para el creyente, símbolo de su fe y esperanza en la resurrección y en la vida eterna. Finalmente, no olvidemos que la cruz simboliza lo sagrado y significa la exaltación de Cristo, quien salva y de quien obtenemos la salud.
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