Las portadas de las obras más famosas de Cortázar cuelgan de las paredes de la Casa Nacional del Bicentenario en Buenos Aires, mientras que fragmentos de las mismas pueden leerse en vitrinas.
Fotografías, textos, música e incluso grabaciones con su voz integran "Julio Cortázar 1914-2014", la exposición que fue inaugurada este viernes en Buenos Aires y que constituye un recorrido por la vida del autor argentino pocos días antes de que se cumplan cien años de su nacimiento.
"Son pinceladas sobre la vida y la literatura de Cortázar", dijo a Efe Liliana Piñeiro, directora ejecutiva de la Casa Nacional del Bicentenario, donde podrá verse la muestra hasta finales de septiembre.
"Es una síntesis biográfica cruzada por los libros que escribió", afirmó Piñeiro al describir la exposición, coproducida por el Ministerio de Cultura argentino y Tecnópolis.
Entre esos cruces entre realidad y ficción, los cambios de escenario son esenciales, subrayó Piñeiro.
"Fue una persona que vivió en un país casi la mitad de su vida y luego en otro y en su literatura el pasaje está permanentemente presente, como arquitectura. Muchos cuentos comienzan en un lugar y luego hay un pasaje que los lleva a otro", detalló.
Del material seleccionado para la exposición, destacan las fotografías del genial escritor argentino realizadas por prestigiosos fotógrafos como Sara Faccio, Manja Offerhaus, Alicia D"Amico y Dani Yako.
Además, los visitantes pueden escuchar la voz del autor de "Rayuela" leyendo fragmentos de sus textos intercalada con la música que él amaba, en especial piezas de jazz.
"Nuestra intención es recordarlo, homenajearlo y ver si prendemos una mecha para que los que no lo han conocido se animen a leerlo y los demás a reeleerlo", agregó la responsable de la institución.
Para Piñeiro, la literatura de Cortázar sigue teniendo gran vigencia en el siglo XXI y ha dejado una gran huella en el imaginario argentino.
A su juicio, a pesar de haber vivido tantos años fuera de Argentina, Cortázar "siempre escribió como un porteño" y "Rayuela" "ofrece una mirada de París como la miraría un porteño".
Piñeiro remarcó también que pese a la distancia geográfica y su integración en la sociedad francesa, el escritor mantuvo también un compromiso político durante la última dictadura argentina (1976-1983).
"Uno de todos nosotros tiene que escribir, si es que todo esto va a ser contado", se lee en un cartel de luces azules eléctricas que hace referencia a "Las babas del diablo", uno de sus textos emblemáticos.
Las portadas de sus obras más famosas cuelgan también de las paredes de la Casa Nacional del Bicentenario, mientras que fragmentos de las mismas pueden leerse en vitrinas.
"Julio Cortázar 1914-2014" fue inaugurada el pasado abril en el marco del festival literario "Encuentro Federal de la Palabra", celebrado a las afueras de Buenos Aires, pero Piñeiro afirma que la muestra fue adaptada al nuevo espacio.
La exposición forma parte del Año Cortázar 2014, organizado por el Gobierno argentino para brindar homenaje al escritor con motivo del centenario de su nacimiento en Bruselas el 26 de 1914 y el trigésimo aniversario de su muerte, ocurrida en París el 12 de febrero de 1984.
Los actos conmemorativos continuarán la próxima semana con múltiples actividades, entre ellas la celebración de las jornadas internacionales "Lecturas y relecturas de Julio Cortázar", en las que más de 40 escritores y académicos analizarán su legado literario.
El escritor argentino será homenajeado también en otras dos muestras simultáneas, "Los otros cielos", en el Museo Nacional de Bellas Artes de Buenos Aires, y "Rompecortázar", en el Palais de Glace, y en actividades organizadas en Banfield y Chivilcoy, los municipios de la provincia de Buenos Aires donde residió durante su infancia y juventud.
EFE
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