Cantante, compositor y exministro de Cultura brasileño declaró que la vida pública no le interesa y que, a sus casi 70 años, su único proyecto ahora "es vivir".
El cantante, compositor y exministro de Cultura brasileño Gilberto Gil ha declarado esta tarde en Avilés que nunca se ha considerado un político, que la vida pública no le interesa y que, a sus casi 70 años, su único proyecto ahora "es vivir".
Gilberto Gil ha hecho estas declaraciones a su llegada al Centro Niemeyer, donde está programado un concierto y ha mantenido con un centenar de seguidores un encuentro previo en el que ha hablado sobre música y otros aspectos de su vida.
Cuando Lula da Silva asumió la Presidencia de Brasil, en enero de 2003, nombró ministro de Cultura a Gilberto Gil, pero eso, según aclaró el músico, es una etapa pasada en su vida a la que no le interesa volver.
"Jamás me consideré un político, cuando estuve en el Gobierno estaba como un gerente público, era un administrador de un ministerio y no tengo interés por la política", ha declarado el compositor.
Cree que "en gran parte", Lula da Silva ha logrado su objetivo político; "ha llegado a más allá de lo que esperábamos", ha dicho Gil.
Porque, ha añadido, las elites brasileñas lo rechazaban al principio, pero luego comprobaron que hizo "cosas interesantes en defensa de la dimensión pública, que sorprendió a sus adversarios".
En cuando a sus proyectos inmediatos o futuros, ha confesado que no tiene ninguno, porque ha considerado que, a su edad, lo que le gusta es vivir, "seguir una secuencia natural de las cosas", cuidar su salud "y amar la música con la guitarra siempre cerca".
Gil es conocido principalmente por sus grabaciones de los años sesenta, en la fase del tropicalismo, y durante su alocución con sus seguidores en el Niemeyer se ha definido como un hombre "de suerte" por haber podido expresarse a través de la música.
"El sonido es algo no permanente, en unos segundos va y viene, pero tiene la fuerza de mantenerse en el corazón, en la memoria física más profunda que tenemos", ha explicado.
Considera a la música la forma de expresión "más dulce, la más sutil y sabrosa" y ha añadido que cuando un intérprete compone, "manifiesta algo que le ha pasado a través del corazón, y la magia es que conecta con otro corazón, con otra mente, ése es el embrujo".
A la pregunta de uno de los presentes entre el público acerca de si se considera un clásico o un innovador, ha respondido que ninguna de las dos cosas, porque ha considerado que "es imposible" encasillarse en una de las dos opciones.
En ese punto, ha hecho un repaso por lo que le ha influido a lo largo de su vida, empezando por los pájaros que escuchaba de pequeño, la música de los campesinos y todo lo que vino después, con las grandes orquestas americanas, el jazz y toda manifestación "en todo el mundo", incluida España y su zarzuela, de la que llegó a tararear una pieza.
Gil se ha mostrado satisfecho con el Centro Niemeyer porque se parece a él, ya que le gustan "las curvas, las cosas sencillas y los espacios amplios como éste".
El músico comparte la idea lanzada por algunos de que ese centro sea "un puente" entre España y Brasil, y ha destacado el interés que muestran muchos intelectuales por el trabajo del arquitecto.
Avilés "es una evidencia de una ciudad que reconoce y busca esta relación con Oscar Niemeyer, en el que ven una grandeza y una maestría", ha dicho el músico sobre su compatriota arquitecto que da nombre al centro cultural avilesino.
-EFE
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