Caballero en busca del Santo Grial y aventurero que sobrevuela las líneas de Nazca. Conversamos con el escritor español, ganador del Premio Planeta 2017, sobre su libro "El fuego invisible".
Javier Sierra es un cazador de misterios. Desde que era un niño curioso y se preguntaba por los secretos de su natal Teruel (España), hasta llegar a la novela donde se ocupa de los grandes enigmas de las pirámides egipcias, las reliquias de los santos o las obras maestras del arte. El autor llegó a Lima para presentar "El fuego invisible" libro por el que ganó el Premio Planeta 2017. Un reconocimiento que toma como "un elemento que prestigia la carrera de cualquier escritor".
En sus páginas, nos sumamos a la búsqueda del grial. Si bien el tema ya había sido abordado ─desde Steven Spielberg hasta Dan Brown─ él se preguntó qué de nuevo podía aportar. Investigando, descubrió que la leyenda del grial se empezó a fraguar ─increíblemente─ en España en el s. XII. Había encontrado su historia.
Con "El fuego invisible" ganó el Premio Planeta 2017. ¿Qué significa para usted este libro?
Es un desafío personal. He dedicado parte importante de mi trayectoria literaria a tratar de responder preguntas conectadas con misterios del arte, la ciencia y la historia. En esta ocasión, quería resolver una pregunta más.... filosófica: "¿de dónde nacen las ideas?". Quería llegar al fondo de esa cuestión y cómo talentos pasados inventaron palabras que cambiaron el curso de la historia. Una es grial: palabra que no aparece en la Biblia, asociada a Jesús de Nazaret. Se inventa en el s. XII y es el eje de la acción en la novela.
¿Qué simboliza el grial?
Es un objeto a medio camino entre el mundo material y el espiritual. Una llave por la cual nos podríamos asomar a conceptos como la inmortalidad. En el mundo antiguo los musulmanes tenían la kaaba, nosotros el grial, los Incas el Intihuatana. Siempre buscamos esos puntos de conexión con lo trascendente. Por eso el grial, en pleno s.XXI, sigue interesándonos.
¿De dónde viene su interés por todos estos misterios?
Fui un niño curioso. Muchas veces los adultos no contestaban mis preguntas así que empecé a visitar bibliotecas y preguntar a profesores. Quizás ahí fui puliendo una personalidad indagadora. Me hice periodista y tenía licencia para preguntar. Pero en un momento mis preguntas seguían sin respuesta y como no las tenía en el mundo de la razon decidí entrar a la ficción para encontrar mis propias respuestas y compartirlas con los lectores.
¿Qué le diría a los padres con hijos preguntones?
Que tienen una enorme suerte. Si sabemos potenciar ese espíritu curioso, esos niños llegarán más lejos. Pero hay que saberles alimentar la curiosidad. Como padres, no hay que temer no tener la respuesta definitiva. Lo importante es transmitirles vías por las que busquen soluciones. Así los introducimos en la verdadera educación.
Ha venido en varias ocasiones al Perú, ¿a qué se debe su interés?
Perú me ha fascinado desde niño. Debí ver fotos de las líneas de Nazca, comencé a buscar información y no paré hasta que sobrevolé las líneas. Lo hice hace algunos años y lo repetí. Descubrí que Nazca es la punta del iceberg. Cerca está el valle de Palpa con imágenes más antiguas. Lo misterioso es que allí sí hay figuras humanas. No es un misterio cómo se hicieron las lineas, sino para qué se hicieron y para quién.
¿Cuál cree que sea la respuesta?
Yo no tengo esa respuesta. En mis primeros viajes conocí a Maria Reiche y ella estaba muy centrada en la hipótesis astronómica. Pero tampoco respondía a la pregunta 'para quién' y solo se pueden ver desde el aire... Es común, en todas las culturas, pensar que los dioses habitan arriba y nos observan. Era a ellos seguramente a quienes dirigían las líneas.
¿Te gustaría resolver ese misterio en un libro?
La pregunta sobre a quién dirigían sus plegarias los Nazca está en mis cuadernos de viaje. En algún momento escribiré sobre ello. He viajado por este increíble país y me gustará contarlo en una novela y en clave de ficción, porque las novelas llegan al alma de los lectores y este es un país con mucha alma. Merece que en algún momento escriba una novela.
¿Dónde se encuentran los mayores enigmas del Perú?
La historia del Perú es tan rica que situar los misterios en un solo lugar sería empobrecerla. Me detendría en Ollantaytambo, con piedras grandísimas que no sabemos cómo pudieron elevar hasta donde están. También en la ciudadela de barro más grande del planeta, Chan Chan, con sus fosos y sacrificios humanos. Chavín de Huántar me fascina, cómo utilizaban el San Pedro (cactus alucinógeno) en esos túneles con cabezas clavas que te observan (...) Son elementos muy evocadores que dan para contar muchas historias.
Se ha formado un grupo de escritores españoles interesados en novela histórica. ¿A qué cree que se debe interés?
Hay un resurgir de la novela histórica en España. En este momento, en que la educación parece alejarse de lo humanista, la novela ha salido al rescate de la historia. Los acontecimientos que nos precenden, nos definen. Responde a la pregunta de dónde venimos y la tenemos que recontar a las nuevas generaciones con nuevos ojos. Son necesarios los novelistas que dan nueva vida con el lenguaje de una nueva época.
¿En qué proyectos está trabajajando?
Hay uno que me gusta mucho, pero me está costando elaborar. Es sobre la carrera espacial. Nací en 1971, ¡me perdí las misiones Apolo a la Luna! No recuerdo (el último vuelo fue en 1972) la emoción que se debió vivir. He tenido la fortuna de conversar con algunos astronautas que estuvieron en la Luna: Borman, Neil Armstrong y su compañero Buzz Aldrin. Con sus memorias y mis impresiones, sé que tengo material bonito para construir un relato. Pero todavía quiero saber más y mis novelas siempre se construyen a partir de mi recorrido para conocer la historia. Cuando se detiene la información es cuando empiezo con la imaginación.
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