El grupo compuesto por 225 jóvenes aventureros cerraron en Madrid el viaje que los llevó a recorrer las maravillas del Perú y España, y del que guardan maravillosos recuerdos.
Los 225 jóvenes de la Ruta Quetzal dijeron adiós hoy en Madrid a más de un mes de viaje y aventura, que les llevó a recorrer primero el norte de Perú, y a navegar, después, por la costa cantábrica española, descubriendo los lazos históricos que unen a ambos países.
Con una acto en la Universidad Complutense de Madrid, en el que recibieron sus diplomas, los ruteros, procedentes de 51 países, se despidieron de una experiencia que "les marcará para el resto de sus vidas", tal y como les recordó Miguel de la Quadra-Salcedo, director e ideólogo de la expedición.
"Este año hemos descubierto España a través de Perú y Perú a través de España, y ese es el mejor recuerdo que nos podemos llevar", señaló a Efe el veterano periodista y aventurero español.
Los expedicionarios, "tristes porque llega el final, pero sin pensar mucho en ello todavía", tal y como indicó a Efe Brais Lamela, un joven rutero de Galicia (norte de España), escucharon atentamente las palabras de De la Quadra-Salcedo y de otros miembros del equipo de la Ruta.
El jefe de campamento, Jesús Luna, les recordó que, como los pájaros quetzales "después de la expedición, ahora voláis ya hacia vuestros sueños".
"Todos los días de vuestra vida, absolutamente todos, son el día que estabais esperando -dijo rememorando la frase con la que cada jornada les despertaba en el campamento-. Nunca hay edad para hacer lo que uno quiere y lo que uno sueña".
De América, el joven Brais se lleva como recuerdo especial la caminata de diez horas hasta la Catarata de Gocta, la tercera más alta del mundo con 771 metros de altura, ubicada en la región amazónica peruana.
Y de la Ruta en general el expedicionario cree que tiene que pasar todavía un tiempo para descubrir en qué medida les afectó a él y a sus compañeros.
"Pero creo que con esta edad es la mejor experiencia que puedes vivir. He aprendido muchísimo de la gente, de convivir con tantas culturas distintas", explicó a Efe.
La Ruta Quetzal comenzó en Lima el pasado 16 de junio, siguiendo la estela del obispo de Trujillo (Perú), el religioso español Baltasar Jaime Martínez Compañón.
Posteriormente los jóvenes se trasladaron a Huacho y Huanchaco, uno de los lugares emblemáticos de la cultura Moche, donde visitaron la Huaca de la Luna y la Huaca de El Brujo.
En Chiclayo y Lambayeque, participaron en talleres etnográficos y arqueológicos moches del tesoro del señor de Sipán. Luego recorrieron la región de Chachapoyas y allí conocieron la catarata de Gocta.
Por último visitaron Zaña, fundada en 1563, y que tiene una ubicación singular entre los valles de Jequetepeque y Lambayeque.
A primeros de julio la expedición llegó a Madrid, donde conocieron algunos de los museos de la capital, entre ellos el Museo de América.
Después visitaron las localidades natales del obispo Juan de Palafox y Mendoza, benefactor de los indígenas mexicanos, y Baltasar Jaime Martínez Compañón, cuya vida y obra en Perú marcó la primera parte de la expedición.
En la región del País Vasco los expedicionarios embarcaron a bordo del buque "Castilla" de la Armada española para navegar por toda la costa del Cantábrico hasta Lisboa.
En su recorrido visitaron, entre otros lugares, el Centro Cultural Niemeyer de Avilés, en Asturias, diseñado por el arquitecto brasileño Óscar Niemeyer.
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