La autora de 'Arráncame la vida' presentó su más reciente obra 'Maridos' en la Feria Internacional del Libro.
La escritora mexicana Angeles Mastretta dijo en Lima que proviene de 'un mundo donde conversar era un arte y un deber', al explicar a sus lectores peruanos su vocación para contar historias.
La laureada novelista, de 59 años, presentó su más reciente obra 'Maridos' en la Feria Internacional del Libro que se realiza en Lima, en medio de un auditorio ávido de escuchar las historias de sus heroínas de ficción y el origen de su inspiración.
Mastretta se sumergió en un diálogo directo con sus lectores, tras abandonar el podio y buscar 'abrigo' hablando frente a ellos, para relatar que en su infancia 'para existir (en medio de una veintena de niños) había que contar lo que te pasó en la escuela de una manera atractiva'.
La autora de 'Mal de amores', obra galardonada con el premio Rómulo Gallegos en 1997, contó que también se dedicó a la ficción mientras estudiaba la carrera de periodismo, pues todos sus trabajos de facultad eran producto de su fecunda imaginación.
No obstante, un profesor la puso al descubierto y le recomendó estudiar literatura, una carrera que siguió gracias a una beca pero que la sumió en la angustia de no saber si lo podría hacer bien algún día.
La también autora de 'Arráncame la vida' (1985) agradeció la nueva corriente de 'contadoras de historias', donde una persona cuenta oralmente sus novelas a un auditorio que puede estar reunido en un café o un teatro de barrio, pues de esa forma reinventan sus obras.
'Lo escuché en Argentina e Italia y es una bella idea', dijo la narradora nacida en Puebla en 1949.
Mastretta dijo que uno de sus próximos libros será la historia de amor de sus padres pues tras la reciente muerte de su madre, a los 84 años, se dio cuenta de que era hija de una 'excepcional' mujer a la que no había prestado atención porque 'estaba enamorada, como toda hija mujer, de mi padre'.
'La vocación de contar las cosas me acerca a los que amo', expresó la escritora, tras insistir en que los libros son objetos solitarios que se escriben con entusiasmo pero 'nunca se está seguro si habrá quien les dará sentido'.
-EFE
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