Vargas Llosa pronunció una conferencia en la British Library de Londres con motivo del 400 aniversario de la publicación de "Los Comentarios Reales de los Incas".
El escritor peruano Mario Vargas Llosa reivindicó la figura histórica y literaria del Inca Garcilaso de la Vega como el punto de partida de la universalización de la lengua castellana y como el referente hispano-americano de un "humanismo sin fronteras".
Vargas Llosa pronunció una conferencia en la British Library de Londres, en un acto organizado por la embajada peruana y el Centro Cultural Británico-Peruano con motivo del 400 aniversario de la publicación de "Los Comentarios Reales de los Incas".
Esta obra convirtió al Inca Garcilaso en "el primer escritor de su era en hacer que la lengua de Castilla trascendiera fronteras", en palabras del escritor y académico, que estuvo acompañado por el historiador británico John Hemming, uno de los grandes conocedores de la cultura inca, y del psicoanalista peruano Max Hernández.
Según Vargas Llosa, el Inca -considerado el primer mestizo de Perú y el gran cronista de la Historia antigua de su país- "perpetró un robo lingüístico y literario de imprevisibles consecuencias: tomó posesión del español, la lengua de los conquistadores, y la convirtió en una propiedad del mundo entero".
Pero su legado fue más allá del puramente literario o historiográfico, ya que fue también un pionero a la hora de entender que Perú tenía que ser visto como una tierra de diversidad.
El Inca Garcilaso vio que "no hay incompatibilidad entre el patriotismo inca y el patriotismo español", argumentó Vargas Llosa, quien por esta razón opinó que "nadie debería utilizar sus bellas páginas para propósitos o prejuicios nacionalistas".
"El autor de "Los Comentarios Reales" es lo diametralmente opuesto a las limitaciones nacionalistas. Su idea del Perú es la de una patria que puede acomodar la diversidad, que admira la capacidad de los incas para abrirse a otras culturas e incorporarlas a su propia alma", manifestó.
En este sentido, recordó que el Inca Garcilaso, hijo de español y de inca, "logró ser muchas cosas sin traicionar ninguna de ellas: indio, mestizo, blanco, hispanohablante, quechuahablante, italianohablante, un hombre de Cuzco y de Montilla, indio y español, americano y europeo, un hombre universal".
Su concepto de patria fue el de "un vasto conglomerado que más o menos coincide con la Humanidad en general", destacó Vargas Llosa, quien defendió que este concepto "deriva de sus intuiciones, de sus lecturas universales, de su sensibilidad y de ese humanismo sin fronteras que absorbió de la literatura renacentista".
Bautizado como Gómez Suárez de Figueroa en memoria de uno de sus abuelos, el Inca Garcilaso de la Vega nació en Cuzco (Perú) el 12 de abril de 1539, muy pocos años después de la muerte de Atahualpa, el último soberano inca, y murió en Córdoba (España) en abril de 1616.
Fue el hijo natural del capitán extremeño Sebastián Garcilaso de la Vega Vargas, conquistador de noble linaje del reino de Castilla, y de Palla Chimpu Ocllo, bautizada como Isabel, nieta del Inca Túpac Yupanqui y sobrina del Inca Huayna Cápac.
En aquella época, los mestizos fueron menospreciados, por lo que el Inca Garcilaso tuvo que buscar su identidad a lo largo de su vida, mucha de la cual transcurrió en España, concretamente en el pequeño pueblo andaluz de Montilla (sur).
Fue allí donde, cumplidos ya los 50 años, empezó a escribir y a dejar obras que forman parte de lo más selecto que se escribió en español del siglo XVII: "La Florida del Inca", de 1605; "Los Comentarios Reales de los Incas", de 1609, y la "Historia General del Perú", publicada en 1617, un año después de su muerte.
EFE
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