El programa 'Dialogo de Fe' compartió la historia de Abraham, a quien la Biblia alaba porque creyó en Dios contra toda esperanza.
La tradición religiosa cuenta que Abraham vivía en la hermosa ciudad de Ur (antigua Mesopotamia, actual Irak) cuando Dios le pidió el sacrifico de alejarse de su tierra e irse a un país desconocido. Él aceptó este sacrificio y el Señor realizó con él la alianza: le prometió la tierra de Canaán, entre el Mediterráneo y el río Jordán, para él y sus descendientes.
Sin embargo, sus pruebas continuaron. Su esposa Sara, quien era estéril, logró concebir con la gracia de Dios y tuvo un hijo, Isaac, a quien amó mucho. Años después, Dios quiso probar la obediencia de Abraham y le pidió en sacrificio a su más grande tesoro: el pequeño Isaac.
El sacrificio. Totalmente angustiado pero con una fe inquebrantable, el patriarca aceptó el mandato. Condujo a su hijo hasta la cima de una colina para darlo en sacrificio, pero en el preciso instante en el que iba a matarlo, la voz del Ángel del Señor lo llamó diciendo: “Detente, no le hagas daño al muchacho, porque ahora sé que tú respetas y obedeces a Dios".
Abraham levantó la mirada y vio a un cordero enredado por los cuernos en un arbusto. Fue, lo agarró y lo ofreció como sacrificio a cambio de su hijo. La Biblia alaba al llamado ‘Padre de la Fe’ porque creyó contra toda esperanza y porque nunca dudó que Dios sí cumple lo que promete, aunque parezca imposible.
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