La actriz, claun y comunicadora habló en Fuera de Serie sobre su época en Pataclaun, sus proyectos, su insaciable curiosidad y su relación con las redes sociales.
Wendy Ramos tiene una gran personalidad. Tiene encanto y magia, la cual usa para trabajar con niños y hace una labor social muy grande. Conocida principalmente por su faceta como actriz, es también comunicadora, guionista maestra, directora, conferencista y sobre todas las cosas, es claun. En medio de sus actividades, conversó con Raúl Vargas en el quinto episodio de Fuera de Serie.
Tienes una vida fecunda y entusiasta. Podrías alegar que nada te ha dejado de atraer o de entretener.
No, además siempre busco, tengo una curiosidad muy grande. Siempre busco cosas que me hagan sentir viva, que me abran puertas.
¿Para ser claun hay que tener una capacidad de sueño y de infancia?
Sí, claro, hay que estar dispuesto a jugar como niños, con libertad, mostrándolo todo.
A diferencia del teatro donde se encarna un personaje, en el claun uno mismo es uno.
Sí, uno es uno mismo. Conviertes tu parte más primaria en un personaje.
¿Es difícil ser un claun?
Yo creo que sí. Todos lo tenemos dentro, pero depende de cuántas barreras tenga cada uno para poder enfrentarse a uno mismo.
Vencer las barreras, la timidez en primer lugar y también pesa mucho la adultez supongo.
El claun te pone un espejo y a veces no estamos acostumbrados a vernos de cerca y no a todo el mundo le va a gustar lo que va a ver. A veces tenemos una imagen nuestra que no es verdad y nos cuesta mucho aceptar que no somos lo que creemos. El claun te hace amistarte contigo mismo y para eso tienes que bajarte todos tus miedos, bajar el ego. Hay gente a la que le cuesta más.
¿Cómo nació esto?
Estaba en la universidad y hacíamos teatro con un grupo de amigos. Se dio la oportunidad de hacer un taller de claun. No entendíamos qué cosa era, pero por la descripción nos gustó y lo tomamos. Fue con July Naters, quien trajo el claun de esa forma al Perú. Nos encantó, nos enganchamos todos y comenzamos a hacer más talleres, nos comenzamos a presentar y fue un éxito rotundo.
¿Qué fue lo primero que presentaron?
Lo primero se llamó ‘Pataclaun en el Amor’. Fue una cosa muy chiquita en donde ahora es La Tarumba. Era una sala muy pequeña, para 60 personas. Se llenó, cada vez vino más y más gente, se comenzaron a sentar hasta en el escenario porque no había donde ponerlos. Eso nos llevó al Teatro Británico con ‘Pataclaun en la Ciudad’, después ‘Pataclaun Enrollado’.
Eso fue generando un sentido de equipo, se fue generando toda una familia.
Sí, estuvimos como 10 años haciendo teatro antes de llegar a la televisión con el programa de Pataclaun. Cuando eso terminó en el año 2000, empecé un nuevo proyecto: Bola Roja, que duró hasta el año pasado.
El programa de Pataclaun fue una gran experiencia, quién no ha visto todas las aventuras.
Además lo siguen repitiendo hasta hoy.
¿Fue mucho trabajo? ¿Quién hacía los guiones?
Yo escribía los guiones y actuaba. Con July [Naters] conversaba sobre los temas que íbamos a tocar en el programa, de ahí me iba a mi casa y escribía todo un guion. Lo ensayábamos un día, grabábamos en otro día, a veces dos, hasta que salía.
Se produjo además un conjunto muy especial de artistas. Era un equipo muy grande que ha dejado huella y que seguirá dejando huella en el teatro.
Sí, todos los que estuvimos ahí. Johanna [San Miguel], [Carlos] Carlín. Gonzalo [Torres], ‘Monchi’ [Brugué], Carlos Alcántara y yo también, como que hemos seguido trabajando en cosas grandes, importantes y bonitas.
ÉXITO Y NUEVOS RETOS
¿Cómo sentían el éxito de Pataclaun?
Bueno, para algunos fue algo que continuaba con su carrera. Por ejemplo, Carlos Alcántara es actor y volvió a lo que hacía cuando terminó Pataclaun, Johanna también. Como que todos volvieron a la actuación o a la televisión. Mi caso era distinto. Yo era una estudiante de comunicaciones y de pronto me encontré con esta fama que ni sabía cómo era. De un día para otro ganaba muchísimo más de lo que ganaba en mi anterior trabajo. Tenía gente pidiéndome autógrafos, pidiéndome fotos, entrevistas, portadas. Yo me preguntaba cómo sucedió esto. Me tomó por sorpresa, nunca pensé que iba a pasar algo así.
Todo esto pesa no solo en el sentido artístico sino también en el sentido empresarial, el sentido de emprendedor. ¿Tú eres una emprendedora?
Creo que me estoy convirtiendo en algo así porque soy muy mala para los negocios, no sirvo para pensar en dinero. Yo pienso en lo que me hace feliz.
Pero sí en proyectos
Claro, en proyectos, pero para mantener esos proyectos hay que saber también cómo hacer para que sean sostenibles.
¿Y qué sentían cuando se produce el éxito de Pataclaun, se sobraron un poco?
Creo que sí pasamos un poquito por ahí, al menos te hablo de mí.
¿Se ufanaron?
Si pues, porque tienes mucha gente a tu alrededor diciendo que eres lo máximo, que eres increíble. Me aumentó un cero a mis ingresos y eso es un montón en relación con lo que yo ganaba en mis trabajitos. Había estado trabajando durante años, desde los 18 o 19, en tres o cuatro cosas al mismo tiempo y sola, no tenía un apellido, ni nadie quien recomiende a nada. Y de pronto, pum, aparecí en un lugar donde todo el mundo te quiere y te llama para hacer mil cosas. De pronto te vuelves “importante”y a la gente le comienza a interesar qué color te gusta, qué cosas comes.
¿Por qué terminó Pataclaun?
Se terminó el ciclo, se terminó el contrato. Además tuvimos problemas dentro del grupo que en ese momento no fuimos capaces de solucionar. Se terminó y cada uno se fue para su casa.
Después entras a otros proyectos que son para servir a los niños, para atenderlos e ir a los hospitales. Un sentido social que en general que el arte tiene. ¿Cómo decides estas orientaciones?
Yo quería seguir haciendo claun y no tenía dónde. Tomé un taller afuera y descubrí que el claun podía servir también para otras cosas. Volví renovada, con muchas ideas en la cabeza, dicté un taller. Me enteré de los clauns hospitalarios y me fui a investigar el tema.
Ahí es donde creas la Asociación Bola Roja. ¿Cuáles son sus características?
Bola Roja era un lugar donde formábamos clauns todo terreno, que podían estar tanto en un escenario teatral como en un hospital, en un asilo, en una prisión, en la calle en una comunidad, en todos lados. Fuimos trabajando ese concepto de a poco, llevando los talleres que se necesitaban llevar, arriesgándonos a meternos en lugares a ver qué pasaba y dándonos cuenta inmediatamente que donde entraba el claun, transformaba lo que estaba sucediendo.
No solo involucra a los niños sino también a los adultos, es una suerte de colaboración entre todos.
Claro. Sobre todo en el trabajo comunitario, tuvimos un festival en Iquitos durante 10 años que fue increíble. Fue increíble ir cada año.
¿Por qué eligieron Iquitos?
Conocí a Patch Adams y empezamos a trabajar con él, a hacer giras. Viajamos a otros países y luego fuimos a Iquitos. Me preguntó a dónde debíamos ir y le dije que ahí. Fuimos durante 10 años en agosto. Hacíamos una presentación en la comunidad de Belén, donde hay gente increíble, gente muy fuerte, con mucho valor, con muchas ganas. Los niños son ahí son.... wow… son otra historia.
Son más desinhibidos además y la gente es mucha más franca, más directa.
Sí, sí, claro, son arriesgados, son valientes.
Cuánto de esto ha sido transmitido después en tus trabajos o actuaciones, toda esta experiencia en la selva.
Yo aprendí mucho en Bola Roja, comola capacidad de liderar un equipo. No tenía ni idea de cómo hacerlo y de pronto tuve un equipo de 80 voluntarios entre los doctores Bola Roja y la gente que iba a Belén. También aprendií organizar esas cosas grandes. Llegó a venir gente de 17 países y tenía que organizar su llegada a una ciudad que no era Lima, además de ver qué talleres íbamos a hacer. Toda esta cosa de manejar grupos grandes, de crear proyectos, de crear nuevas cosas. Aprendí mucho.
MULTIFACÉTICA
¿En algún momento tuviste dudas? Quizás te dijiste que esto no estaba caminando bien y podías fracasar. Lo que me impresiona en toda es trayectoria es el entusiasmo con que tomabas las cosas.
Creo que si lo hubiera pensado un poco mas no lo hubiera hecho, como nos pasa a muchos ¿no? Quieres hacer algo pero te asustas con el tamaño, con el cómo lo vas a hacer y después el qué va a pasar. Yo creo que eso me ha enseñado el claun. El claun es arriesgado, se mete y luego ve cómo hace. Eso lo he aprendido mucho para todos los proyectos. Si era algo que el corazón me decía que tenía que hacerlo, chau, me iba y después veía cómo hacía todo lo demás.
¿Cómo tomabas las reacciones de los niños, cómo las sentías?
Es muy satisfactorio. La mirada la das luego, porque en ese momento lo lindo de trabajar con niños o con adultos desde el claun, es que va desde el placer, no desde el sacrificio. No estoy pensando en ese momento en que voy a cambiar el mundo, sino en que me voy a divertir. Eso hace que el otro se divierta, la pase bien, que se siente diferente a como la gente lo mira normalmente.
Cuando alguien va a haber a una persona a un hospital hay esta mirada de cómo estás, de pena, de preocupación, qué sé yo. Pero cuando el claun llega, llega el placer. Llega diciendo “¡Wow! ¡Cómo estás!”. Sentirte mirado así en una situación en la que todos están viendo tu enfermedad, es una pausa, es olvidarte por un rato de que eres un paciente terminal, que estás preso, y verte a ti mismo como una personas que le puede dar felicidad a otra.
Cuéntame un poco sobre tu experiencia como maestra, en los grupos corporativos por ejemplo, ya no solo con niños ¿Reconoces que hay un aporte educativo inesperado?
Yo creo que sí. La forma de ver las cosas en las empresas está cambiando. Yo estoy trabajando en empresas hace 11 años y me doy cuenta del cambio entre las cosas que me pedían antes y las que me piden ahora, de lo que yo ofrezco.
¿Qué te piden por ejemplo?
Lo que pasa antes me pedían que sus empleados vendan más. Yo les decía que yo no hago eso, lo que puedo hacer es que la gente disfrute más su trabajo. Querían que estén comprometidos con la empresa. Yo puedo hacer que estén comprometidos con ellos mismos y con lo que ellos quieren hacer, con la empresa no.
Lo primero es el ejercicio de la libertad, la identidad propia, después uno adquiere otros matices.
Claro, claro, lo tienes que disfrutar, pasas ocho horas al día con gente que no es tu familia, no elegiste trabajar junto a ellos. Por eso es bueno que haya un buen ambiente laboral, cosa que teníamos en Bola Roja. Teníamos que trabajar juntos, bajo presión, en lugares donde había mucha angustia, mucho dolor. Esas mismas cosas que usamos para poder manejarnos nosotros eran las que yo ofrecía a las empresas.
Luego de tomar contacto con estas gentes y de la tarea didáctica, ¿has tenido ocasión de volver a ver a los alumnos, de frecuentarlos en algún momento?
Todos los días me pasa. He tenido muchos alumnos de claun, miles de miles, y en todos he tenido impacto positivo, es increíble. A veces me para la gente en la calle y me dice que fue a ver Cuerda, una obra que estuve haciendo como claun, y que renunció a su trabajo porque no le gustaba y ahora es feliz en otra cosa. O por un taller de claun. La gente como que toma valor. Una de las cosas más importantes que da un taller es que te quita el miedo de ser quien eres, de querer lo que tú quieres, de parar un ratito para ver si tienes a tu alrededor es lo que querías o no.
¿Todavía continúas con esta tarea corporativa?
En empresas estoy ahora dando conferencias. Ese taller que hacía para empresas lo estoy haciendo ahora por mi cuenta, lo que me da más libertad de hablar de lo que quiero y de decirle a la gente lo que a mí me ha servido.
Has adquirido una riqueza en la experiencia, puedes contar cosas que entusiasman.
Totalmente, desde el lado artístico, desde el lado empresarial, mi experiencia personal, los problemas que yo tengo y que he resuelto y que me toca resolver. Hay un taller que se llama ‘Mondo’ por ejemplo, que dura un día. No es claun, sino son herramientas del claun para la vida, que son las cosas que yo he observado que a la gente le sirve.
ENTUSIASMO PERPETUO
¿Qué sientes que pasa con las redes sociales?
A mí me encantan las redes sociales. Empecé con Facebook, abrí mi fanpage. Luego una amiga me habló de Twitter, entré como ‘@vacadescarriada’ y comencé a hablar. Fui una de las primeras que estuvo ahí, éramos un grupo de gente, a muchos de ellos los conocí. He conocido a gente fantástica gracias a Twitter. Cada red tiene su forma de funcionar: un lado es imagen, Instagram; otro es una vitrina donde a todos nos va bien, Facebook; y Twitter es un lugar para pensar, donde discutes y se levanta mucha información. Yo me entero de la vida por ahí.
¿Todo eso tiene orden o es pura espontaneidad? ¿Se puede ir construyendo un diálogo, un intercambio de ideas positivo?
Yo creo que sí, depende de cómo lo uses. Yo paso bastante tiempo en Twitter, para decir cosas, para opinar, para compartir información con otras personas, darte cuenta de qué está pasando. Si dicen temblor entro a Twitter para ver si hubo temblor, como con la radio y RPP (risas). Me entero de qué está pasando. Facebook es para ver empresas, para ver qué está pasando en el mundo de mis amigos
¿Pero también para el trabajo?
Claro, me han salido muchas cosas por ahí, festivales, funciones, gente que ha visto mi trabajo y que gracias a eso me ha llamado. Instagram también, cuando quiero agradecerle a alguien por algo lo hago con imágenes. Es más personal, pongo las cosas que hago en el día, allí pondría que estoy en esta entrevista. Así las uso yo, no sé si esos sean los usos formales de cada red. Me gusta muchísimo lo que se puede hacer, el contenido que puedes dar. Puedes jugar la gente.
En Facebook hubo una época en la que hacía todas las noches una pregunta a la gente, desde “¿Cómo estás?” hasta “¿Qué harías si no tuvieras miedo?”, “¿Estás cuidando a las personas que te cuidas?” o “¿Sabes cómo se conocieron tus papas?”. Para mí era un logro solo imaginar que iban a parar un rato para pensar en eso, .
¿Hay incompatibilidad entre la televisión, el teatro y el claun?
A mí la televisión no me gusta mucho, la verdad. Siento que hay espacios como este [Fuera de Serie] que aportan, pero en general, los programas que más se ven siento que no aportan nada. Me da un poco de miedo la señal abierta. Siento que te agarra, te mastica como un chicle hasta que se va el sabor y chau.
¿Y el teatro?
Uf, es increíble. Yo empecé a actuar hace pocos años relativamente. La actuación es otra cosa, diferente al claun, lo estoy haciendo con las herramientas que tengo desde el payaso, el juego en cada personaje. El cine también es una plataforma distinta. Me gustaría algún tener un programa de radio para pasar por ahí. Haber hecho una película era algo que también tenía en mi lista de niña. Soy muy curiosa, me meto a clases de dibujo y no sé dibujar. Siento que cada vez que uno abre una de esas puertitas, te encuentras con mil puertas que te pueden llevar a otros sitios y qué sé yo si no me voy a enamorar de una de esas cosas que tomo.
¿Eres muy amiguera?
Sí. No salgo mucho, soy amiguera de redes, allí he conocido mucha gente interesante.
¿Estás muy ocupada permanentemente?
Sí, pensé que iba tener más tiempo después de que cerré Bola Roja, pero me he llenado de cosas otra vez. Estoy trabajando mucho, pero con cosas que me hacen muy feliz.
¿Te gustaría formar actores?
He hecho talleres de herramientas de claun para actores. Son las cosas que aprendí como claun, que me sirven en la actuación y que creo que les pueden servir también a ellos en sus personajes. Quiero hacer talleres para comunicadores con herramientas de claun, con todas las cosas que a mí me han servido como comunicadora. Quiero hacer talleres para maestros, para voluntarios, desde las cosas que yo aprendí dándome de golpes.
Ha sido un gran honor y un gran gusto conversar contigo, Wendy. Es extraordinario tu entusiasmo. ¿Nunca te has aburrido en otras palabras?
Es muy difícil que me aburra, porque hasta estar sola y tranquila en mi casa me gusta mucho.
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