Un grupo de internos ensaya arduamente para presentar, este sábado 10 y domingo 11 de marzo, una obra que los hace soñar con la libertad.
A hora y media del Centro de Lima y a 20 minutos del balneario, se encuentra el Penal Modelo Ancón II. Un espacio penitenciario que alberga a cerca de 3 mil reclusos que purgan condena por delitos menores.
Ingresamos a la cárcel bajo las mismas reglas y filtros que se aplican a los miles de familiares que llegan hasta este lejano recinto para ver por unos instantes a sus hijos, hermanos y amigos.
Para llegar al patio principal del penal se deben pasar varios controles, muros y pasadizos. Una vez en el lugar, observamos por primera vez al grupo de internos que, por unas horas, se convertirán en miembros del elenco de artistas del Proyecto de Artes Escénicas de la PUCP que tendrá el honor de participar en la clausuro del Festival de Artes Escénicas de Lima (FAE) este fin de semana.
Los hombres y mujeres de los distintos pabellones del Penal de Ancón se reúnen en el campo de fulbito, el cual les sirve como escenario. Ellos se funden en fraternos abrazos con los maestros de la Facultad de Artes Escénicas de la PUCP.
"Es que esta es nuestra familia", afirma Thalía Inca (24), miembro del único módulo de mujeres del penal. "Aquí nos desconectamos de nuestro encierro, aquí disfrutamos de la libertad y del cariño de esta hermandad".
Ni el sofocante calor de la tarde anconera parecía afectar su entusiasmo. Pocos se pueden imaginar los rostros de felicidad que se dibujaban en estas personas, quienes durante los ensayos olvidan su encierro.
Lorena Pastor es la directora de este proyecto artístico. Los internos la conocen como 'Reina Madre'. Ella y su equipo de maestros esperan el ensayo con el mismo entusiasmo. "Los veo [a los internos] y me siento orgullosa de lo que estamos logrando", confiesa. "No sólo estamos formando artistas, hemos formado una familia, les hemos mostrado un camino y ayudado a encontrar esa oportunidad que no tuvieron en las calles".
El proyecto teatral lleva 5 años desarrollándose dentro de los muros de esta cárcel. "En este tiempo, hubo muchachos que alcanzaron a cumplir su condena y aun así, regresan de visita para participar en los ensayos y presentarse en el escenario junto a sus hermanos cuando salimos a la PUCP", cuenta Lorena.
Los ensayos inician. El primer paso es relajarse. Unos juegos para revelar la amistad y complicidad que hay entre el equipo de maestro e internos.
Conforme pasa el tiempo, vemos aparecer en escena a los actores que presentarán, ante cientos de personas, una de las obras más esperadas por los asistentes al FAE Lima. Muchos de ellos saben que sus familiares estarán presentes en la sala. Cada vez que presentan una obra, ellos son los primeros en adquirir las entradas.
"Cuando supimos que íbamos a estar en el FAE Lima, nos vimos en el programa y se lo contamos a nuestras familias. Fue muy emotivo", dice Jonathan Medina (26), preso por hurto agravado. "En este punto, hemos dejado atrás los errores que cometimos, errores de los que somos conscientes. Ahora es momento de demostrar en quiénes nos hemos convertido, lo que decidimos hacer con esta oportunidad".
Los reos miembros del elenco se consideran "vecinos", porque vienen de distintos pabellones. Ellos son los autores de esta puesta en escena, llamada "Yo y el mundo, otra vez". Cada una de las experiencias que viven día a día en su encierro es narrada en esta obra de forma artística.
“Todos deben pensar que nuestro día a día es rutinario, pero aquí adentro tenemos distintas experiencias y vivencias, tal como lo puedes vivir afuera. Eso es lo que vamos a contar en esta obra”, explica Medina.
Durante el ensayo, los actores entran en sus personajes, los cuales poseen características muy similares a ellos: son internos e internas que buscan encontrar el camino correcto hacia la libertad y la reinserción social. "Esta obra acerca nuestra historia hacia el público, ayuda a que la gente deje los prejuicios y conozca a las personas que encontrarán cuando nos vean en las calles", manifiesta Christopher Gonzáles (24).
Christopher prefiere no ahondar en las razones que provocaron su encierro. Él vive una sensación especial: está a menos de una semana de cruzar los muros del lugar en el que cumple condena desde hace 6 años y medio. "Tengo una mezcla de nervios y pena, porque aquí descubrí que tengo amigos y familia, algo que las personas que están afuera no me demostraron. Es triste tener que dejarlos a ellos", comenta.
El ensayo se desarrolla con un compromiso admirable. Para los actores el público está al frente, el escenario bajo sus pies y, sobre todo, sus familiares los observan desde las butacas. "Este momento no solo es especial por estar en el FAE, sino porque nuestras familias podrán ser testigos de un momento muy importante en nuestras vidas", nos dice José Luis Oliveira (27).
Los internos continúan con sus ensayos hasta que el sol se los permite. Al retirarnos se vuelven a cerrar las puertas que separan a los internos de las calles. Pero aunque permanecen adentro dentro de pocas horas podrán decir que gracias al arte ya viven en libertad.
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