Fueron más de 100 los trabajos que realizó en la gran pantalla.
En la mañana de Navidad de hace cuarenta años, Charles Chaplin (1889-1977), el gran genio del cine mudo, murió mientras dormía en su residencia de Suiza, donde había vivido el último cuarto de siglo y que ha sido convertida en un museo que recuerda de forma muy especial su vida y su obra.
Sus películas, con sus singulares personajes e historias, han superado barreras geográficas, culturales y al gran verdugo del tiempo, gracias a que los mensajes que contenían son ahora tan actuales como lo eran entre los años veinte y cincuenta del siglo pasado.
Las redes sociales no cesan de multiplicar esos mensajes y gracias a internet el discurso de El Dictador o las escenas de engranajes de Tiempos Modernos son más difundidas que nunca antes, comentó la jefa de comunicación de Universo Chaplin, Annick Barbezat-Perrin.
Las estadísticas que lleva este museo indican que ese discurso ha sido visto 30 millones de veces en YouTube -una cifra inimaginable para una película de 1940, cuando este filme fue estrenado- y que la escena en la que el pequeño barbero judío afeita a un cliente al ritmo del Baile Húngaro Nº 5 de Brahms ha sido reproducida en la misma plataforma 8 millones de veces.
Lo explica el hecho de que los ideales de 'Charlot', centrados en un humanismo que pregona la paz y la tolerancia mutua, resultan de gran actualidad en un mundo sacudido por la violencia y con políticos que promueven la división e incitan a la discriminación y a la xenofobia.
Consciente de que la figura de Charles Chaplin es imperecedera, el museo pone punto final a una serie de actos conmemorativos que han incluido la puesta en funcionamiento de un globo aerostático desde el cual los visitantes pueden realizar un vuelo de diez minutos sobre la residencia en la que vivía el actor con su familia, en la localidad suiza de Vevey.
Los responsables del museo han asumido esta propuesta como un símbolo de libertad e inspiración, por lo que el balón con la figura de 'Charlot' viajará en los próximos meses a distintos festivales de globos en Suiza.
Asimismo, un camino de luces se ha instalado alrededor de la hermosa residencia (conocida como Manoir de Ban), que está rodeada de extensos terrenos y desde la que se contemplan las tranquilas aguas del lago Leman y las nieves perpetuas de los Alpes.
Además, el pasado día 7 se inauguró en presencia de uno de los hijos de Chaplin, Eugène, una estatua de hielo en la cima del nevado suizo Jungfraujoch (4.158 metros de altura) que representa una escena de la película El Niño, en la que Charlot y el niño están sentados uno al lado del otro.
Desde su apertura, en abril de 2016, el museo ha tenido un creciente éxito, con una media anual de 300.000 visitantes llegados de 75 países, que se deleitan con la propuesta de este complejo compuesto de dos secciones.
La primera es el Manoir, que corresponde a la casa y que está tal como era cuando los Chaplin vivían allí, y donde se exponen los elementos más personales del actor-director, como cartas, fotografías y el original de la autobiografía que escribió en su despacho personal.
La segunda son los estudios de cine, el único elemento moderno dentro de la extensa propiedad y donde se encuentran escenarios idénticos y los momentos más hilarantes de las películas más famosas del actor británico, que como varios otros personajes que pasaron por su vida están reproducidos en estatuas de cera extremadamente realistas.
Gracias a este museo y a la Oficina Chaplin, una firma que detenta y gestiona todos los derechos de autor de toda su obra desde 1918, Chaplin está muy presente, como lo corrobora el interés de la industria musical, editorial, audiovisual y del espectáculo por su trabajo. (EFE)
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