El modisto Ralph Lauren dio un paso al costado y dejó su cargo como director general en su propia empresa.
El legendario diseñador neoyorquino Ralph Lauren dejará su cargo de director general en la empresa de moda que fundó hace casi medio siglo, aunque permanecerá como director creativo, informó la compañía en un comunicado.
A partir de noviembre, el puesto será ocupado por Stefan Larsson, presidente global de Old Navy, la cadena de bajo precio de Gap.
Lauren, de 75 años, aseguró a medios locales que su decisión está basada en llevar su compañía a un siguiente nivel, principalmente basado en la competitividad del mercado.
"La compañía debe cambiar", dijo Lauren en una entrevista con el Wall Street Journal. "Es una sociedad anónima con accionistas y tenemos la responsabilidad de tener el liderazgo adecuado".
Lauren asegura que seguirá como un participante activo en la empresa. "Cuando empiecen a diseñar prendas que no entiendo, renunciaré", dijo, "pero no siento que me estoy haciendo de lado ahora", añadió.
Por su parte, Larsson tiene 41 años y ha trabajado en Old Navy desde 2012. Desde entonces, se le atribuyó el aumento de las ventas conseguidas por esta marca.
Junto con Lauren, también se cambia de puesto la hasta ahora presidenta y jefa de operaciones, Jackwyn Nemerov, que pasará a ser consejera de la compañía.
El imperio de la moda de Lauren declaró ventas por 7.500 millones de dólares en el año fiscal que terminó el 28 de marzo, si bien sus acciones en Wall Street han caído un 44 % en el último año.
La icónica empresa abarca más de veinte marcas, incluyendo Polo Ralph Lauren y en los últimos dos años, la compañía ha creado tres nuevas marcas: Polo for Women, Polo Sport y Denim & Supply.
Con estos cambios de liderazgo, Ralph Lauren le sigue el paso de otras grandes empresas de moda estadounidenses.
En junio, Donna Karan dimitió del cargo de directora de la empresa que lleva su nombre, lo que, sumado a la muerte de Oscar de la Renta hace casi un año, redondea la salida del escenario de la moda de tres grandes iconos neoyorquinos en doce meses. EFE
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