El Palacio de Buckingham emitió un comunicado en el que la reina Isabel II agradece el trabajo del príncipe Harry y Meghan Markle.
Tras dos semanas de escándalo, el Palacio de Buckingham anunció, mediante un comunicado, que el príncipe Harry y Meghan Markle no usarán más sus títulos monárquicos y no recibirán fondos públicos.
De acuerdo con el documento, la Familia Real ha comprendido que Harry y Meghan desean renunciar a sus deberes como miembros de la monarquía, por lo que ya no serán más los duques de Sussex ni recibirán dinero.
“Después de muchos meses de conversaciones y las discusiones más recientes, estoy encantada de que juntos hayamos encontrado una manera constructiva de seguir adelante para mi nieto y su familia. Harry, Meghan y Archie siempre serán amados miembros de mi familia. Reconozco los desafíos a los que han tenido que enfrentarse como resultado del intenso escrutinio sobre ellos en los últimos dos años y apoyo su deseo de tener una vida más independiente", reza el comunicado compartido en redes sociales.
“Quiero agradecerles todo el exhaustivo trabajo que han realizado en el país, la Commonwealth y más allá y estoy particularmente orgullosa de cómo Meghan se ha convertido tan rápido en un miembro más de la familia. Es el deseo de toda mi familia que el acuerdo de hoy les permita empezar una nueva vida felices y en paz".
LA RENUNCIA DE MEGHAN Y HARRY
El príncipe Harry y su esposa, Meghan Markle, anunciaron que abandonarían sus funciones de primer rango como miembros de la Familia Real británica para pasar más tiempo en Estados Unidos.
"Tenemos la intención de retirarnos como miembros de primer rango de la Familia Real y trabajar para adquirir independencia financiera, sin dejar de apoyar plenamente a Su Majestad la Reina", indicaron en un comunicado.
"Es gracias a su ánimo, particularmente en los últimos años, que nos sentimos preparados para hacer esta adaptación", explicaron Meghan Markle y el príncipe Harry.
Asimismo, dieron a conocer que deseaban buscar su independencia financiera, así como pasar más tiempo en Norteamérica, para cuidar de su pequeño hijo, Archie, séptimo en la línea de sucesión al trono británico.
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