La cantante afirma que si sus hijos decidiesen seguir sus pasos les apoyaría, pero asegura que preferiría preservar su infancia.
La fama cuesta y Thalía lo sabe después de una trayectoria artística de más de tres décadas. Por eso, ahora que ella es madre, se cuida mucho de desear un futuro igual para sus dos hijos.
"Ojalá fuesen biólogos, psicólogos o astronautas...", suspira al expresar en alto ese deseo durante una entrevista, en la que controla con sumo escrutinio cada detalle, de las luces al más mínimo complemento de su atuendo, sin perder en ningún momento una sonrisa a prueba de preguntas indiscretas.
Su última producción, "Habítame siempre", se publica ahora en España y supone un disco "más intenso" en el que confluyen los sentimientos por la pérdida de su madre en 2011 y el nacimiento de sus hijos Sabrina Sakaë y Matthew Alejandro. "Cuando fui madre, todo cambió", dice la artista mexicana.
Afirma que si ellos decidiesen seguir sus pasos como ella hizo, a muy temprana edad, en las filas de Timbiriche, les apoyaría, pero asegura que preferiría preservar su infancia.
"No porque yo perdiera un cacho grande de la mía, porque para mí era un juego, estaba pegada a mi madre todo el tiempo, sino porque sé lo que conlleva esta carrera, que no es fácil", comenta.
El precio a pagar, continúa, "son desveladas, no comer, no ver a tu familia... Igual viajas mucho y conoces a mucha gente, pero cuando te encierras en el hotel, ya no hay nadie, ni aplausos, ni nada", concluye.
Es por ello que considera que su vida, que ha tenido como las telenovelas que protagonizó un feliz desenlace amoroso junto a Mottola (con el que ya tiene 13 años) , ha sido de cuento solo en parte.
"Muchas de las circunstancias de mi vida han sido extrañas, como de cuento de hadas, pero al mismo tiempo nada es gratis, hay que trabajar y esforzarse", asegura.
Entre sus momentos más bajos estuvo el escaso éxito comercial de "Lunada" (2008), un álbum considera "increíble", pero que se quedó desamparado de artista y discográfica.
"El artista estaba en una cama tirado, con sueros e inyecciones", recuerda sobre aquel período en el que trató de sobreponerse a la enfermedad de Lyme, una dolencia infecciosa que transmiten las garrapatas.
"Te quita toda la energía y la coordinación, no hay poder que te levante de la cama", recuerda.
Acostumbrada a una vida de luces y sombras, aquello no fue freno para publicar en 2010 el que califica como su disco de mayor éxito, el acústico "Primera fila".
EFE
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