Teresa recibe una llamada del cementerio que le comunica que alguien en la noche intentó violentar la tumba de la joven muerta un año atrás.
Teresa recibe una llamada perturbadora proveniente del cementerio y justo en ese momento llega Charo. “¡Ha intentado profanar la tumba de Grace!”, exclama totalmente fuera de sí. Charo queda anonadada ante la noticia. “¡Pero en qué clase de país vivimos! ¡Me voy en este momento al cementerio!”, dice en medio de lágrimas.
Alejo y Gilberto llegan en ese momento y se enteran de lo ocurrido. “Eso es lo que me dijo mi palomita”, musita Gilberto y luego explica que cuando encerrado en el penal soñó con doña Nelly quien le dice que Grace no estaba con ella. “No está en el cielo y entonces a lo mejor su alma aún no encuentra la paz”, añade con lo cual angustia más a Charo.
Alejo, Gilberto, Charo, Lucho y Teresa deciden ir al cementerio usando el microbús de Pepe y Tito. En el camino se encuentran con Peter que escucha que Charo desea la presencia de la policía. “¿Qué ha pasado?”, pregunta el mayordomo. “¡Han intentado profanar la tumba de Grace!”, responde Teresa y Peter se desmaya por la impresión.
Luego que recupera el sentido, el mayordomo le comunica a Francesca que los González ya saben de la profanación. “¡¿Y si le han enviado un video a la policía?! ¡No me quedaré callado!”, dice Peter. Francesca le pide que sea ella quien maneje el tema y así salen a ver a los González y hasta se ofrecen a llevarlos al cementerio junto con el padre Manuel.
“¡Cómo le pudieron hacer esto a mi hija!”, dice Charo llorando mientras acaricia la lápida de la tumba de Grace. “Pero en su conciencia quedará lo que han hecho”, añade. “No lo dudes”, le dice Peter.
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