Carmen la duerme, se mudan sin decirle nada y se justifica diciendo que tienen muchos enemigos que quieren hacerles daño.
Grace se despierta y se da cuenta que está en una casa que no conoce y al parecer fuera de Lima en una zona desconocida para ella. Se levanta como puede y se sienta en su silla de ruedas para esperar que llegue su supuesta madre.
La puerta se abre y entra Carmen. “¡¿Qué significa esto?! ¿Dónde estamos? Nos hemos vuelto a mudar y ni siquiera me consultaste. ¿Por qué tenemos que estar yendo de casa en casa? ¡Explícame!”, le dice Grace muy alterada.
Carmen se justifica diciendo que temía que si le decía que tenían que mudarse su salud podría resquebrajarse. “En el accidente perdí a mi esposo, a mi nieta y por poco te pierdo a ti también. Yo denuncié al chofer de la empresa de transporte pero se trata de una mafia y quieren hacernos daño porque los denuncié. Por eso es que nos hemos mudado muchas veces. Y esta vez volvieron a dar con nosotras y por eso te di una pastilla para durmieras. Tu tío Leonardo me ayudó a mudarnos”, le dice.
“Me hubiera gustado despedirme de Belén, es la única amiga que he tenido en todo este tiempo”, responde Grace. “Acá podremos salir a pasear, es un lugar muy tranquilo, mira, te traigo leche de vaca recién ordeñada”, replica Carmen. “Pero ¿dónde estamos?”, pregunta Grace. “Estamos cerca de Lima”, es lo único que le dice Carmen.
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