Luego del comentario que le hizo Shirley, empieza a dudar de la hombría de su marido dada su cercanía a Patrick.
Teresa y Shirley llegan a su departamento y suben apresuradamente al dormitorio. Teresa no puede creer lo que ve: Richard reposa en el pecho de Patrick. “Esto no está nada bien”, dicen las dos y despiertan a sus respectivos maridos que las miran sorprendidos.
“¿Qué significa esto? Creo que en la selva pasó mucho más de lo que nos contaron”, dice Teresa. “Ustedes son más que amigos, ¿no?”, dice Teresa. Los muchachos se miran sorprendidos y no entienden a qué se refieren las mujeres. “¿Están dudando de nosotros? ¿Creen que nosotros…? ¡Pero si somos bien hombres!”, dice Patrick.
“Lo que pasó es que ustedes empezaron a hablar de lo que nos pasó en la selva y eso provocó que Richard tuviera pesadillas y por eso dejé que durmiera junto a mí”, dice el piloto. “Somos como hermanos y estamos juntos en todo, igual que cuando nos enfrentamos a un otorongo. Nos convertimos en un monstruo de cuatro brazos y dos cabezas y así asustamos al animal”, dice Patrick poniéndose en cuatro patas mientras que Richard se coloca detrás de él agitando los brazos. “¿Se enfrentaron a un otorongo?”, pregunta incrédula Teresa.
“O cuando te mordió una serpiente y yo te tuve que succionar… para sacar el veneno de tu hombro. Te chupaba y escupía, te chupaba y escupía”, cuenta Richard mientras hace como si efectivamente le estuviera succionando el hombro.
“¡Basta, basta!”, exclama Teresa. “Mejor los esperamos abajo mientras se cambian”, dice Shirley y ambas salen del dormitorio. “Imagínate lo que estaban pensando, que nosotros habíamos tenido algo en la selva”, dice Patrick mirando a Richard pero este se pone serio. Luego Patrick le pide que le rasque la espalda y Richard le jala el cuello del pijama pero aparentemente mete la mano más allá de lo debido y ahora quien se pone serio es Patrick.
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