Anoche le tocó ganar a la ‘U’ en el campo de Alianza. Pero la ceremonia de la premiación no pudo llevarse a cabo.
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El Premio Nobel Albert Camus solía decir que todo lo que sabía de Ética lo había aprendido en los estadios de fútbol. En efecto, el célebre escritor y filósofo francés había jugado en un equipo de su Argelia natal, en el que descubrió cuatro principios que guiaron su vida: 1) Por grandes que sean los méritos individuales, lo más importante es organizar la colaboración entre individuos que priorizan objetivos comunes. 2) Por talentosa que sea una persona, necesita disciplina y entrenamiento para desplegar plenamente su potencial. 3) Las victorias son en primer lugar victorias sobre uno mismo, libradas para dominar el miedo, la inseguridad y el odio. 4) Vencer a otro no significa que se le deba ofender o hacerlo objeto de burlas e insultos.
Y en efecto, esas virtudes morales siguen siendo un aprendizaje de los estadios, espacios en los que se congregan más personas que en ninguna otra circunstancia. El partido entre la ‘U’ y Alianza, disputado anoche, es el acontecimiento mayor del fútbol nacional.
Alianza fue fundada en 1901 y la ‘U’ se apresta a celebrar su primer centenario el próximo año. Las adhesiones a los clubes se transmiten de generación en generación y para muchos aficionados se convierten en un vector afectivo y social de primera importancia.
Los niños aprenden muchas cosas mirando partidos y escuchando los comentarios de sus padres. Por eso es lamentable que el espectro de la violencia acompañe a muchas barras deportivas. Y que haya aficionados que lancen bengalas encendidas al campo de juego.
Anoche le tocó ganar a la ‘U’ en el campo de Alianza. Pero la ceremonia de la premiación no pudo llevarse a cabo. La explicación es simple: cuando irrumpe la violencia, hasta los actos más merecidos ceden lugar a un estadio con luces apagadas y una copa que no puede ser blandida.
Las cosas como son
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