La eliminación de River Plate del Mundial de Clubes es otra cachetada al fútbol sudamericano que cada vez más se ahoga en una crisis futbolística y de resultados.
La temprana fuga de talentos, la violencia que empaña los partidos, clubes con presupuestos cada vez más austeros y muchos de ellos con deudas enormes, dirigentes vinculados con hechos de corrupción, y ahora un evidente declive futbolístico que provoca que rivales impensados termines superándonos. El fútbol sudamericano se encuentra sumergido en una crisis que muchos todavía no han logrado advertir.
La última prueba de ello fue la amarga eliminación del Mundial de Clubes de River Plate a manos del desconocido Al Ain de Emiratos Árabes Unidos. Y subrayo amarga porque el equipo 'Millonario' se vislumbraba como la gran opción para acabar con la supremacía europea en las finales de este torneo.
Lo sucedido este martes en el estadio Hazza Bin Zayed no fue fruto de una casualidad, sino de algo que se ha vuelto una moneda común en los torneos donde los equipos de Conmebol se miden con los mejores de otros continentes. Ya no solo nos superan los europeos.
Tomemos como ejemplo lo ocurrido en las últimas ediciones del Mundial de Clubes. En 2010 el Internacional de Brasil cayó en semifinales ante el Mazembe, un equipo africano. En 2013 el Atlético Mineiro cayó sin atenuantes ante el RAC Casablanca de Marruecos. El 2016 el Atlético Nacional corrió una suerte parecida ante el Kashima Antlers de Japón. Y este 2018 le tocó el turno a River Plate ante un equipo de Emiratos Árabes Unidos.
Los clubes sudamericanos, salvo con contadas excepciones, cuentan con presupuestos cada vez más austeros y muchos se ven obligados a vender a sus jóvenes figuras. Antes el destino siempre era Europa, ahora equipos asiáticos, árabes y de la MLS tienen el poder económico para llevarse a cualquier jugador que quieran. También nos quedamos sin estrellas, o las están regresan en el ocaso de sus carreras.
Neymar dejó el Santos para irse al Barcelona a los 21 años. Sergio Agüero dejó Independiente para jugar en el Atlético de Madrid a los 18 años. La misma edad en la que el uruguayo Federico Valverde dejó Peñarol para irse al Real Madrid. Y Ezequiel Palacios, la figura de 20 años de River Plate, también terminará recalando en el equipo madrileño.
Un tema aparte es la violencia, aquella que obligó a que River Plate y Boca Juniors juegan la final de la Copa Libertadores en Madrid. Aquella que aleja a los buenos hinchas de los estadios. En el Perú también lo vivimos, también lo sufrimos.
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