Se trata de Fabrizio Miccoli, quien en conferencia de prensa se quebró en el momento que pedía perdón y aseguraba que no era parte de la mafia.
El capitán del Palermo, Fabrizio Miccoli, compareció ante la prensa y entre lágrimas pidió perdón por sus amistades mafiosas y sus burlas al juez asesinado por Cosa Nostra, Giovanni Falcone, lo que le ha llevado a ser repudiado por toda la ciudad.
"No soy un mafioso. Estoy contra la mafia y quiero demostrarlo. He intentado en todos estos años no ser sólo el capitán del Palermo sino Fabrizio para todos. He dejado de lado a mi familia para convertirme en un verdadero palermitano y por ello me he acercado a personas pensando que eran amigos y me he equivocado", explicó Miccoli tras ser interrogado durante cuatro horas por la fiscalía de Palermo.
Miccoli está acusado de extorsión y de violación de sistemas informáticos por la fiscalía de la ciudad siciliana en un caso relacionado con uno de sus amigos Mauro, hijo del conocido jefe de Cosa Nostra Antonino Lauricella.
Pero sobre todo lo que más ha dolido a los palermitanos es que en una de las escuchas telefónicas incluidas en la investigación el delantero insultase al juez Falcone, el estandarte de la lucha contra la mafia y asesinado en 1992.
Un nuevo varapalo para los aficionados del Palermo, que esta temporada descendieron a la Serie B, Segunda división italiana.
"Pido perdón a Palermo, a mi familia por todo lo que he hecho. No duermo desde hace tres días y he dicho cosas que no pienso. Siempre he participado en todos los partidos en memoria de los jueces asesinados por la mafia. Estoy destrozado. He crecido siempre con los valores que me han dado mis padres...", agregó el jugador del club "rosa".
El capital de Palermo se ha visto salpicado en una historia de tintes mafiosos cuando encargó a Mauro Lauricella que le ayudase a "recuperar", con métodos poco convencionales, el dinero que le debían unos socios de un bar que había abierto.
La amistad entre Mauro Lauricella, que no tiene antecedentes, y el futbolista era conocida a todos, pero los métodos utilizados para conseguir el dinero de la deuda les han llevado a ser acusados de extorsión.
Pero además, Miccoli está acusado de haber convencido al titular de una tienda de telefonía para que le diese tres tarjetas sim de teléfono móvil, cuyos números no eran utilizados por sus anteriores usuarios, y una de ellas acabó en manos de Mauro Lauricella.
Este tipo de "tarjetas limpias" se utilizan generalmente para realizar actividades ilegales sin el peligro de ser localizados.
EFE
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