El periodista Efraín Trelles hace un análisis de la situación del arquero nacional, recientemente operado por un problema en la muñeca.
Por Efraín Trelles/RPP
El partido con Universitario llegaba a su fin y el llanto desconsolado de Leao Butrón al salir del campo grafica el drama sin par que ha venido padeciendo.
Leao Butrón, lastimado de una muñeca que ha terminado por llevarlo a la mesa de operaciones tras dos largos meses de un tratamiento alterno que no funcionó.
Hay que entender bien el llanto de Leao para ponerlo en contexto. Trate usted, amable lector, de pensar por un momento como él, de ponerse en sus zapatos.
A ver. Soy arquero, tengo experiencia y me surge esta dolencia en la muñeca justo cuando llega un nuevo técnico a la selección. ¿Cómo parar? Sería dar ventaja a los jóvenes que vienen empujando por el puesto.
Adicionalmente, gente aparentemente enterada sostiene que para Sergio Markarián, Leao no es la primera opción a la hora de pensar en el arco peruano. Eso no debería llamar la atención porque un seleccionador viene precisamente para tomar ese tipo de decisiones.
Y lo deportivo es aceptar que así son las cosas y luchar a brazo partido y desde el verde por convencer a todos.
Parar sería lo peor y es por eso que Leo Butrón ha venido postergando la operación y apostando a una recuperación alternativa que no se ha producido.
Ahora las cartas están echadas. Recién salido del quirófano, Leao tendrá que esperar mínimo dos meses para volver a entrenar. Y todo ello sin que ningún cirujano le haya podido garantizar una recuperación plena porque la lesión ya se volvió crónica.
Y ojo. Leao tendría que tapar encuentros vitales por la Libertadores en febrero. No será nada fácil estar en ritmo para entonces y a lo mejor Leao siente que se le va la Copa América de junio.
Y si en ese torneo se consolida un arqueroÂ
se le va la selección. Por eso la bronca, el desconsuelo. Por eso las lágrimas. Fuerza Leao.
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