El incidente previo al Perú – Venezuela del 2016 le marcó la vida y la carrera a Luis Advíncula. Dos años y medio después, es de los mejores en su puesto en América.
No siempre lo que empieza mal termina mal, no siempre el estar en la lona significa caer derrotado, dicen que al mal tiempo buena cara, pero acompañada de cambios. Luis Advíncula ha confirmado en la gira europea por qué es el único peruano jugando en una de las tres ligas más importantes del mundo. Sin embargo, muy pocos recuerdan el origen de la mejor versión del hoy lateral derecho titular (indiscutible) de la Selección Peruana.
Corría marzo del 2016, la Bicolor sumaba tres puntos en cuatro partidos de las Eliminatorias para Rusia 2018 y la próxima fecha doble nos decía que Venezuela visitaría Lima. Luego iríamos a Montevideo donde nos esperaba la Uruguay del ‘Maestro’ Tabárez, aunque un día antes de enfrentar a la ‘Vinotinto’ se filtró un video de Luis en un lugar nocturno.
En medio de la polémica que tenía como protagonista a Advíncula, la Selección Peruana apenas logró uno de los seis puntos en disputa ante Venezuela y Uruguay. Este resultado causó que el equipo de todos permanezca en los últimos lugares de la tabla de posiciones. Sin embargo, todo cambiaría, para bien.
Semanas después, el entonces lateral de Newell’s volvió a ser noticia al no aparecer en la lista de convocados para la Copa América Centenario. Es más, tampoco fue llamado para enfrentar a Bolivia y Ecuador por las Eliminatorias. Así la “sanción” se hizo evidente, ya que ser captado bailando en horas de la noche le pasó factura a Advíncula, quien tuvo que conformarse en observar cómo Aldo Corzo se ganaba el titularato.
Ese fue la peor etapa de Luis en la Bicolor, pero su arrepentimiento, las disculpas y la renovación del compromiso de trabajar pacientemente para tentar una nueva chance, fueron determinantes para revertir la historia. Pero no fue fácil. Fueron siete meses sin ser citado y, que lo hicieron crecer como profesional, que lo hicieron reflexionar. Ser parte de la Selección Peruana era un privilegio, pero también demandaba una dosis de sacrificio por y para conseguir los objetivos grupales.
En la decisiva fecha de agosto del 2017, Advíncula finalmente vio la luz al final del túnel. Una suspensión de Aldo Corzo obligó que Ricardo Gareca lo vuelva a tener en cuenta desde el arranque frente a Bolivia, pero no sería hasta la vuelta contra Nueva Zelanda que tomaría su lugar de manera definitiva. Ya en el Mundial brilló con luz propia y frente a Holanda y Alemania, ratificó su gran nivel.
Lo de Luis Advíncula en Rayo Vallecano y la Selección Peruana, no es casualidad, es producto de entender que el error es parte de la vida, pero que corregir a tiempo y sobre todo con convencimiento, te permite enderezar el camino; porque tropezar está permitido, pero no con la misma piedra.
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