Catorce meses de sanción, más cuatro de incertidumbre, es lo que duró el mal sueño por el que tuvo que pasar Paolo Guerrero.
Si bien todavía no podrá jugar, el volver a entrenar sabiendo que ya existe fecha definitiva para su habilitación (5 de abril), hace que la pesadilla para Paolo Guerrero se haya acabado.
Ha sido un mal sueño que duró 18 meses (se incluye periodos pre y post Rusia 2018) a pesar de que la sanción sólo indicaba que serían 14. Es complicado jugar cualquier torneo, así sea un mundial, con la incertidumbre de qué pasará tras él. Tres citaciones, dos ante la justicia deportiva y una ante la justicia ordinaria Suiza, e innumerables apelaciones de parte de su defensa para intentar revocar en primera instancia los seis meses establecidos por FIFA y luego los 14 extendidos por el TAS (Tribunal de Arbitraje Deportivo). Todo muy desgastante.
Desde aquel ‘desdichado’ partido ante Argentina en La Bombonera, Paolo Guerrero disputó 16 partidos, marcando cuatro goles. Si bien, a lo largo de su carrera no ha tenido un promedio alto de anotaciones (salvo el 2017 con Flamengo), estaba claro que, por la cabeza del capitán de la Selección Peruana, en ese momento, no sólo pasaba lo futbolístico.
Guerrero tiene dos meses para ponerse a punto y prepararse para lo que será su vuelta. Dejemos que sólo piense en Internacional, que juegue, que sea protagonista, que celebre. Dejemos que Paolo Guerrero vuelva a ser feliz para que nos pueda volver a hacer felices a todos, lo demás llegará sólo dentro de poco, incluyendo cinta y franja en el pecho.
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