El respeto que se ganó la Selección Peruana tiene consecuencias como la que se vio ayer. Equipos que se agrupan atrás buscando neutralizar ¿La deuda? encontrar variantes ofensivas. Se tiene que aprender del partido con Ecuador.
Lo de Hernán 'Bolillo' Gómez no sorprendió en lo absoluto. Tampoco nos engañó, ni nos pasó la mano como dicen, al contrario, fue coherente con su discurso. Dijo que la Selección Peruana era junto a Brasil y Colombia las tres mejores de Sudamérica. La forma como se paró Ecuador el jueves en el Nacional reflejo eso. A partir de saberse inferior desde lo colectivo, mandó un equipo con una postura conservadora, que despreció la posesión y cortó los circuitos de Perú (muchas veces con juego brusco permitido por Leodan Gonzaléz).
La deuda de la ‘Blanquirroja’ estuvo en la falta de argumentos para superar hasta los nueves hombres que puso el colombiano detrás de la línea de la pelota. Se manejó el balón, pero de manera intrascendente, se lateralizó demasiado sin encontrar ese pase que genere una situación clara de gol ¿Qué faltó? Cuando hay mayor número de defensor hay dos cosas básicas que hacer de acuerdo con lo que se propone: tocar y moverse. La Selección Peruana mantuvo la pelota, pero careció de movilidad, lo cual le quitó sorpresa al momento de atacar.
Este simulacro que tuvo nota desaprobatoria tiene que servir para cuando llegue la hora de la verdad no se repitan errores. Primero, que el ‘Bolillo’ no nos engañó, Perú ha crecido y hoy Sudamérica lo mira de distinta manera, por mérito propio. Segundo, que muy probablemente, debido a ese respeto, recibamos equipos que adopten una actitud similar a la de los vecinos del norte. Así suene una frase cliché: “De las derrotas también se aprende”.
Comparte esta noticia