"Cometieron una masacre a 80 personas que resultaron ser en su mayoría yazidíes que no habían huido de sus casas", informó Hoshyar Zebari, alto funcionario iraquí.
Autoridades y testigos denunciaron el sábado una nueva masacre perpetrada por los yihadistas en el norte de Irak, justo cuando la comunidad internacional se moviliza contra el avance de estos extremistas sunitas.
Los yihadistas del Estado Islámico (EI) mataron el viernes a decenas de personas, en su mayoría miembros de la minoría kurdohablante no musulmana de los yazidíes, en el pueblo de Kocho (norte), según un testigo y fuentes oficiales.
"Tenemos información de múltiples fuentes, en la región y de los servicios de inteligencia, de que (el viernes) por la tarde un convoy de hombres armados (del Estado Islámico) entró en ese pueblo", explicó a la AFP Hoshyar Zebari, alto funcionario iraquí.
"Se vengaron de sus habitantes, que resultaron ser en su mayoría yazidíes que no habían huido de sus casas" ante el avance de los yihadistas, que ha provocado en agosto la huida de decenas de miles de habitantes, dijo Zebari.
"Cometieron una masacre", apostilló el funcionario, precisando que murieron unas 80 personas.
Harim Kamal Agha, un dirigente de la Unión Patriótica del Kurdistán en la provincia iraquí de Dohuk, dio un balance de 81 muertos, y añadió que los combatientes se llevaron a varias mujeres a cárceles que tienen bajo su control.
Mohsen Tawwal, un combatiente yazidí, dijo a la AFP por teléfono que vio una gran cantidad de cadáveres en el pueblo.
"Conseguimos entrar en una parte del pueblo de Kocho, donde los vecinos estaban bajo asedio, pero ya era demasiado tarde", dijo.
"Había cadáveres por todos lados. Sólo logramos sacar a dos personas vivas. A todas las demás las mataron".
Los yihadistas del Estado Islámico lanzaron el 9 de junio una campaña en la provincia de Nínive, donde se encuentra Kocho, y desde allí se apoderaron de numerosos territorios de cinco provincias iraquíes.
Han avanzado hacia la región autónoma del Kurdistán (norte), relativamente tranquila, provocando la huida de decenas de miles de cristianos y yazidíes.
Las fuerzas kurdas tratan de frenar la progresión yihadista y ante sus dificultades la comunidad internacional ha empezado a movilizarse.
Al margen de la entrega de ayuda humanitaria de varios países a las poblaciones desplazadas, Estados Unidos lleva a cabo desde el 8 de agosto ataques aéreos contra las posiciones del EI.
En las últimas horas anunciaron que un avión sin piloto destruyó dos vehículos del EI en el sur de la ciudad de Sinjar, después de informaciones sobre un ataque yihadista en la zona.
La movilización internacional se ha intensificado con la adopción, el viernes en el Consejo de Seguridad de la ONU, de medidas para impedir el reclutamiento y la financiación de los yihadistas en Irak, y también en la vecina Siria.
En paralelo, los ministros de Exteriores de la Unión Europea respaldaron el viernes las entregas de armas a los combatientes kurdos que luchan contra los yihadistas.
En el frente político iraquí, Nuri al Maliki aceptó finalmente ceder el poder al primer ministro designado, Haidar al Abadi, quien deben formar un gobierno de unión.
De visita a Irak, el ministro alemán de Relaciones Exteriores, Frank-Walter Steinmeier, estimó el sábado que el nombramiento del nuevo primer ministro da "un poco de esperanza" al país.
Al día siguiente de la salida de Maliki, importantes tribus sunitas tomaron las armas el viernes en la provincia de Al Anbar, fronteriza con Siria (oeste), contra los insurgentes sunitas, según Abdeljabbar Aburisha, un jefe tribal.
El general Ahmed Sadak, de la policía de Al Anbar, trasladó el apoyo de las fuerzas de seguridad gubernamentales a esta iniciativa.
"No pararemos hasta la liberación de Al Anbar", donde los insurgentes controlan amplios sectores desde enero, prometió.
EFE
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